25 de enero de 2008

A VUELTAS CON EL ABORTO


No voy a tratar de exponer aquí todas mis ideas sobre este controvertido asunto, pero, al igual que otros, no puedo dejar de responder a algunos de los argumentos empleados en el debate:

Los que están en contra del aborto son unos beatos que defienden la existencia del alma.
En fin, modestamente, y parafraseando a Javier Krahe, que confiaba en ser algo eterno gracias al cromosoma, los que defendemos que hay vida humana desde el momento de la concepción lo hacemos gracias al cromosoma. Porque se forma un individuo con una dotación cromosómica de la especie humana. Sí: es muy feo, muy pequeño, no tiene ojos, no siente ni padece, no puede sobrevivir por sí mismo y está lejísimos de tener libre albedrío ¿y qué? Es un individuo y tiene la dotación genética de un ser humano. Hasta ahora nadie me ha podido convencer de que haya otra manera mejor de definir qué es un ser humano y qué no.

Si tú no quieres abortar, no lo hagas, pero deja que los demás decidamos.
Me gustaría saber qué responderían los proabortistas cuando alguien utilice un argumento similar para defender el derecho a eliminar a alguien que, según el argumentante, no tenga derecho a la vida. Por ejemplo, un condenado a muerte. “Si tú no quieres matar a un condenado a muerte, no seas verdugo, pero deja que los demás podamos serlo”. O si hubiera alguna corriente de pensamiento que considerara indignos del derecho a la vida a ciertos grupos de personas, como las personas con síndrome de Down (tienen 47 cromosomas, en vez de 46. Si tú no quieres matarlos, no lo hagas, pero déjanos a los demás hacerlo), los enfermos en situación terminal (si tú no quieres darle jicarazo al abuelete, no lo hagas, pero déjanos a los demás hacerlo), o ciertos grupos raciales o religiosos.

Los supuestos actuales de despenalización son correctos.
Sobre las malformaciones, creo que ha quedado clara mi opinión en los apartados anteriores.
En el caso de violación ¿cómo se puede estar contra la pena de muerte para el violador y a favor de la pena de muerte para el hijo del violador?
En el caso de riesgo para la salud física o psíquica de la madre, desde luego, si es solo la salud, creo que la vida del no nacido es un bien superior a la salud de la madre. En el caso de que haya un peligro inminente para la vida de la madre, entonces ahí sí entran en conflicto dos bienes del mismo nivel y sería correcto permitir la decisión entre cuál de los dos bienes salvar, si es posible, o eliminar al feto para salvar solo a la madre (algo parecido a los casos de hermanos siameses que juntos no pueden vivir y separados uno de ellos moriría).

Lo mejor es una ley de plazos.
Confieso que este es el argumento que menos entiendo. Una de dos: o uno piensa que la vida intrauterina no es protegible (o, por lo menos, es menos protegible que la libertad de la mujer) y, en consecuencia lo lógico es que se defienda el aborto hasta el noveno mes de gestación, o se piensa que sí es protegible y que está por encima de la libertad de la mujer, y entonces se está en contra del aborto en cualquier momento. ¿Qué puede ocurrir en la semana doce o catorce que convierta a un feto en algo protegible cuando antes no lo era? Yo veo que desde el coito hasta el nacimiento, hay dos momentos clave, en el sentido de que introducen cambios cualitativos en el proceso: la fecundación y el parto (quizá también la implantación) y, por tanto, las decisiones deben tomarse en función de esos momentos, no de procesos continuos como la aparición del tubo neuronal o del bulbo raquídeo.

Las mujeres tienen derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
Yo estoy de acuerdo en que cada uno decida sobre su propio cuerpo: que venda su pelo para hacer pelucas, que se haga cortes en la lengua para tenerla bífida, que se emascule para sentirse mujer, que ceda su hígado a su hijo para salvarle la vida con un trasplante, o que venda sus intestinos a la casquería de la esquina para que otro se haga callos con ellos.
En todos estos casos, uno usa su libertad bien para beneficiar (o perjudicar) solo a sí mismo, bien para perjudicarse a sí mismo beneficiando a otro. En el caso del aborto, uno decide sobre su propio cuerpo para beneficiarse a sí mismo y para perjudicar a otro que, encima, no tiene ninguna culpa de estar ahí (¿cuántas veces hemos oído o usado la frase de “yo no te pedí nacer”?).

La legalización del aborto es un paso más en la liberación de la mujer.
No sé ustedes, pero a mí me parece que la legalización del aborto es un paso más en la facilitación del escaqueo de los hombres.



En fin, lo más curioso del caso es que los proabortistas se dedican a insultar a los antiabortistas que, después de todo, están tratando de salvarles la vida a sus hijos (de los proabortistas) porque, mientras no sea obligatorio abortar, la vida de los hijos de los antiabortistas está bien protegida por sus padres.

18 de enero de 2008

LOS QUE VIVIMOS







Aparte de la maleta llena de CDs, DVDs y libros tangueros, Gavión está adquiriendo la costumbre de traerme de la Argentina libros de Ayn Rand traducidos al español por la editorial “Grito Sagrado”.



Después de “El manantial” y “La rebelión de Atlas” esta vez le ha tocado el turno a “Los que vivimos”, la primera novela de la escritora ruso-americana.
Ayn Rand tiene un estilo de escritura muy personal, que no deja indiferente y sus novelas intentan siempre mostrar su particular filosofía, el objetivismo, que se basa, según sus propias palabras, en:
Metafísica: Realidad objetiva.
Epistemología: Razón.
Ética: Interés propio.
Política: Capitalismo.

Sus protagonistas, que son el prototipo de persona ideal para ella (Howard Roark, John Galt, Kira Argounova), son siempre seres individualistas, egoístas (Rand consideraba que el egoísmo era una virtud), ateos, impulsivos, que buscan seguir su camino por encima de todo, en contra del resto de la gente, de la sociedad, de las convenciones. Son “Los que vivimos”, es decir las personas que realmente entienden cuál es el objeto de la vida.
También aparecen siempre los oponentes, que son el prototipo de persona odiosa para ella, el que no sabe qué hacer con su vida y se aprovecha del esfuerzo, el ingenio y la vitalidad de “los que viven”. Suelen envidiar la capacidad creadora de estos y quieren aplastarlos (Edward Toothey, James Taggart, Victor Dunaev).
En “Los que vivimos”, Rand retrata la vida en San Petersburgo-Petrogrado-Leningrado en los primeros años 20. La revolución bolchevique acaba de triunfar y el comunismo domina la vida de los rusos.
La autora no se molesta en tratar de explicar cuáles son los fundamentos del comunismo, ni cómo llega el partido a dominar la vida de los ciudadanos. Se limita a describir cómo es la vida: Las cartillas de racionamiento, la falta de empleo, la escasez de vivienda, ropa, combustible y cualquier otro bien, el mal funcionamiento de los servicios públicos, la corrupción, la arbitrariedad de los mandatarios, la total sumisión al partido que se exige a todas las personas… y cómo reacciona cada personaje a esta situación.
Unos, pocos, son los convencidos del sistema (Andrei), otros, los que se aprovechan de él (Victor, Pavel, Sonia ) muchos los que, reluctantes al principio, terminan convenciéndose de que la situación no es tan mala y adaptándose a ella (Galina Petrovna), otros que resisten sin fuerzas (Vasili Ivanovitch), unos pocos que resisten activamente y suelen acabar mal (Irina, Sasha).
El principal personaje masculino, Leo Kovalensky, el amor de Kira, no resulta fácil de encuadrar. En principio debería ser el prototipo de hombre individualista e irreductible, pero los acontecimientos acaban superándolo.
Además de las personas, hay un elemento en la novela que ayuda a crear y mantener el ambiente sórdido y opresivo de la narración. Me refiero al frío. Casi toda la acción transcurre entre nieve y hielo y las referencias al viento, a la falta de abrigo o de calefacción son constantes y desesperanzadoras, aumentando la sensación de agobio.

En resumen, es una novela que cumple sus funciones:
Tiene una historia interesante y bien construida, que se tiene interés en seguir. Cuesta un poco acostumbrarse al estilo poco fluido y sin concesiones líricas de Ayn Rand pero es el que pega con la personalidad de sus protagonistas.
Y luego, pone al descubierto la crudeza del régimen comunista y la forma en que aplasta la vida cercenando de raíz la libertad y sus horribles consecuencias.
Para terminar, voy a poner los dos párrafos que creo que mejor reflejan la intención de la novela.
Este primero es el discurso que hace el padre de Marisha en la boda de su hija con un miembro prominente del Partido:
“Oíganme, muchachos. He pasado cuatro años en Siberia. Me mandaron allí porque veía a la gente muriéndose de hambre y de miseria bajo una bota, y pedí su libertad. Sigo viendo a la gente morir de hambre y de miseria bajo una bota. La única diferencia es que ahora la bota es roja. No fui a Siberia para bien de unos locos, ebrios de poder y sedientos de sangre que aplastan al pueblo como no se lo aplastaba ni siquiera en tiempos del zar, y que están menos dispuestos que el mismo zar a oír hablar de la libertad. Hagan lo que quieran, beban cuanto quieran, hasta ahogar en vino la última chispa de conciencia que quede en sus cerebros enloquecidos, beban por lo que les parezca. Pero cuando brinden por los soviets, ¡no brinden por mí!”

El segundo es una refelexión de Andrei, el comunista al ver en qué se han convertido sus ideales revolucionarios:
“Nuestra misión era elevar a los hombres hasta nuestro nivel. Pero los hombres que guiamos no mejoran, sino que van descendiendo, descendiendo hasta un nivel que ninguna criatura humana había alcanzado jamás, y nosotros lentamente vamos poniéndonos a la misma altura. Uno tras otro nos vamos derrumbando como paredes viejas. Kira, yo nunca tuve miedo y ahora lo tengo. Es un sentimiento raro: ahora tengo miedo. Porque a veces pienso…que quizá nuestros ideales no podían tener otro resultado”

Un consejo para terminar: no lean la introducción a la edición del 60ª aniversario que abre la edición que comento: destripa la novela de principio a fin.

11 de enero de 2008

GEOGRAFÍA TANGUERA VII. TANGO Y BURDEL I

Antes de desarollar este tema, que dará para un par de entradas, unas notas históricas.
Argentina tenía en el año 1880 una población de 1.5 millones de habitantes, y sus exportaciones alcanzaban la cifra de 1000 toneladas. Treinta años más tarde contaba con 9 millones de habitantes y exportó 10 millones de toneladas. Todo esto gracias a un descomunal proceso migratorio propiciado por las necesidades de un país en construcción, y fomentado tanto por las autoridades nacionales con una política generosa de inmigración y bajo consignas del tipo POBLAR ES GOBERNAR, como por las pésimas condiciones de la población europea de principios del siglo XX en lo económico y las persecuciones religiosas en Rusia, Centroeuropa y Oriente Próximo (en Argentina a los judíos aún se les llama Rusos).
Esta avalancha migratoria estaba formada en un 70% por hombres, de los cuales otro 70% eran solteros y jóvenes. Como uno puede imaginarse, no hay mejor caldo de cultivo para la prostitución.
Las mafias locales, las sociedades francesas, polacas o judías proporcionaban la mercancía requerida, y se repartían el pastel tanto sobre el mapa físico como social del país. La sociedad francesa más importante, la MILIEU, se quedó con el centro, y estaba en la cúpula de la jerarquía prostibularia. Los polacos (de los que luego hablaremos) se establecieron en La Boca ...
Dicho esto, y pese a lo comúnmente creido, no es el burdel el lugar de nacimiento del Tango. El Tango no nació en el prostíbulo, sino en los conventillos, ya hablaremos de eso. Tampoco es el burdel como lugar de diversión ni de pecado un tema recurrente en la música Rioplatense. Por lo general las necesidades fisiológicas estaban cubiertas por un abundante contingente de pupilas y era fácil el acceso a ellas. La satisfacción del deseo sexual no era un problema, y por tanto no es un tema tanguero .
Sin embargo, el acceso a la propiedad de la mujer por el matrimonio sí lo era, y la mujer, por escasa, acabó convirtiendose en bien de promoción social. Sólo los ricos y acomodados tenían fácil casarse. Ese sí es un tema recurrente en el Tango. Al hombre humilde sólo le queda la opción de sacarlas de esa vida de perdición convertirlas en buenas y casarse con ellas olvidando su pasado

"a mí qué me importaba tu pasado
si tu alma entraba pura a un porvenir"

y hay multitud de tangos que reflejan la tristeza del hombre por la imposibilidad de conseguirlo, o el enojo porque, una vez conseguido, la muy percanta se agenciase otro otario.
Por razones de edad, aún más insalvables que las morales, no frecuenté los lupanares Bonaerenses de principio del siglo XX, pero por las referencias literarias de los "quecos" (burdeles) más conocidos (Laura, La Vasca, Mamita, Madame Blanch...) debían ser parecidos a los salones de las películas del oeste. Se bebía, se bailaba, se celebraban graduaciones, se cerraban negocios... y se ofrecían unos reservados para que las pupilas y sus clientes se acordaran del ministro Solbes. Todo bajo la vigilancia de chulo llamado "canfinflero" si la pupila era criolla, "macró" si era francesa o "caftán" si era judía rusa, polaca o centroeuropea. Acabado el acto cunicular la pupila daba la "lata" o ficha al rufián para que éste lo canjeara por dinero en la administración del local
"lechero, piánte su leche
que su leche se cortó
pues yo tengo otro lechero
que me da leche mejor"
y a otra cosa.
Durante los años del crecimiento argentino (1880-1930) las autoridades toleraban este negocio, promulgando algunas leyes cuando se les empazaba a ir de las manos, como la Ley Palacios (de 1920 más o menos) que prohibía la utilización de menores en las casas de lenocinio. La Iglesia, incluso, jugó un papel ambiguo, pues frente a la concepción judeocristiana de la mujer como fuente de pecado y perdición, enfrentó una interpretación (algo libre) de las teorías de Santo Tomás y San Agustín aceptando la prostitución, aunque reprobable, como un mal menor.
Toda esta época dorada acabará en los años 30 por un hecho fundamental: el escándalo provocado por el desmantelamiento de las sociedades mafiosas polacas (¡qué escándalo , aquí se juega!), la ZIW MIGDAL, y la ASCHQUENAZU, ambas herederas de la "Sociedad Ebrea de Socorro Mutuo" denominada "VARSOVIA". Esta sociedad llegó a tener 5000 socios con 2000 burdeles, sinagoga y cementerio propio en Buenos Aires. Cuando en 1930 (casualmente coincidiendo co el descenso de las necesidades inmigratoria) se incoa expediente contra ellas, se provoca tal escándalo que el Gobierno se ve obligado a promulgar la Ley de Profilaxis Social en 1936 para tranquilizar a la población. A partir de entonces en ese mundo nada, nada, será igual.

En el libro de la propietaria de este blog hay un par de capítulos sobre estos temas escritos con mucho conocimiento. Prefiero ignorar cómo lo ha obtenido, pero al hilo de ellos procedemos con nuestro exitoso concurso EL GARDELIN DE ORO con unos versos de un tangazo fantástico donde se refleja la realidad de las paicas y las grelas, minas de cabaret que cuando el sol apunta y se acaban las burbujas del champan, se tropiezan de bruces con la realidad.
A VER SI MIS FIELES LA ACIERTAN , QUE ES MUY FACIL

"Che madame , que parlás en francés
y tirás ventolin a dos manos,
que cenás con champan bien frappé
y en el tango enredás tu ilusión"

Espero vuestras respuestas. Un abrazo.

1 de enero de 2008

¿CANON? ¡CANON…JÍAS!


Sé que a estas alturas de la película no es nada fácil escribir cosas originales sobre el canon digital. Pero Gavión me ha dado una idea que creo que merece la pena desarrollar.
Huelga decir que el canon me parece una barbaridad. Primero por el concepto que pretende gravar, esto es, el uso que una persona puede hacer de sus propiedades legítimas. No voy a desarrollar aquí una teoría completa sobre el derecho a la propiedad intelectual, pero no creo que la reproducción sin ánimo de lucro deba restringirse. Segundo, por la forma de hacerlo. ¿Desde qué punto de vista puede defenderse que se trate a alguien de presunto infractor? ¿cómo se defiende la filosofía de pagar “por si acaso”? ¿quiere eso decir que, una vez pagado el canon, dejará de perseguirse la copia ilegal en España? ¿o que, si se demuestra que en los soportes gravados (y grabados) no hay nada sujeto a derechos de propiedad intelectual, nos devolverán el canon adelantado? Tercero, por supuesto, por el destino y el reparto del dinero recaudado.
Cuando algún asunto nuevo surge, es difícil formar una opinión sobre él sin muchos datos. Una de las cosas que me ayuda a ello es llevarlo a la exageración. Si algo no se podría tolerar en su extremo, es que es rechazable incluso en pocas dosis. Ejemplo, la globalización. Si llevamos la globalización al extremo ¿Qué tendríamos? Libre circulación de ideas, personas, bienes, servicios y capitales por todo el mundo. Si llevamos la antiglobalización al extremo ¿qué tendríamos? Tendríamos que convertirnos todos en el horticultor autosuficiente.
Si llevamos la idea del canon al extremo ¿qué tendríamos? Pues eso es lo que voy a exponer a continuación:
Se gravarían todos los soportes susceptibles de reproducir obras de otras personas. Pero no solo debemos pensar en cosas tales como obras musicales o audiovisuales (que son los principales objetivos del canon), también otras muchas.
Los papeles y bolígrafos, impresoras, cartuchos de tinta, lápices, pinturas, lienzos, ceras, pueden usarse para reproducir obras literarias o pictóricas.
¿Cómo permitir que alguien compre un pedazo de tela y un carrete de hilo sin pagar por la posibilidad de tener la osadía de copiar un diseño de un modista famoso? ¿y si alguien va al mercado a surtirse de víveres con la idea de repetir una receta que ha visto hacer a un cocinero de postín? ¿podemos dejar que cualquiera se haga con cemento, arena, yeso y ladrillo algo que copie la estructura, la fachada o los detalles ornamentales de las obras de un afamado arquitecto? ¿o que, con sus propias manos, se corte el pelo y se maquille para parecerse a alguna persona que ha pagado un buen dinero a su estilista para obtener ese “look”? ¿o que trate de imitar en su propia casa los ambientes diseñados por un decorador?
Si les parece que estas posibilidades son espeluznantes, hay que oponerse desde ya al primer paso en esa dirección.