26 de febrero de 2008

COSAS QUE ME HUBIERA GUSTADO ESCUCHAR EN EL DEBATE.


La verdad es que no lo seguí, zapeé un poquito en los intermedios de CSI que es lo que estuve viendo, así que no puedo jurar que ninguno de los candidatos pronunciara estas o parecidas frases, aunque, no sé por qué, me da la sensación de que no.
De todas formas, si alguien las oyó, estaré muy agradecida si me lo cuentan.

-Para evitar la dependencia del exterior y reducir las emisiones de gases contaminantes, vamos a apostar decididamente por la energía nuclear.
-A aquellas personas que decidan escoger un sistema de prestaciones sanitarias, educativo o de pensiones privado, se le desgravarán de los impuestos las cantidades destinadas a estos servicios públicos.
-Estableceremos un sistema de derechos de propiedad sobre las cuencas para que los propietarios del agua puedan vendérsela a quien mejor le parezca y también estamos a favor de la obtención de agua por métodos innovadores para ponerla en el mercado.
-No se puede hablar de derecho a la vivienda, si no se permite que cada uno se construya su vivienda donde quiera.
-Vamos a restringir severamente las competencias de todas las Administraciones. Empezaremos por suprimir los ministerios de Cultura, Bienestar Social, Agricultura, Medio Ambiente, Vivienda…
-Al Estado le importa un pito con quién y cómo vive cada uno, qué tipo de contrato ha establecido para la convivencia y cómo se llama ese contrato. De igual modo, no debe restringirse la capacidad de nadie para disponer de sus bienes cuando muera. Ni siquiera de los bienes acumulados para obtener rentas.
-El Estado dejará de prohibir que las personas adultas pongan en juego su integridad física o psíquica.
-Todas las asociaciones se financiarán de lo que voluntariamente quieran darles sus miembros, socios, afiliados o simpatizantes.

-Los derechos sociales son como las cenas a escote: Siempre se gasta de más y se acaba con la sensación de que se ha cenado mirando lo que cenan los demás.

En fin, y otras muchas.

17 de febrero de 2008

Y AHORA A VUELTAS CON LA EUTANASIA


Ya he expresado mi opinión sobre cuándo empieza el derecho a la vida y por qué.
Dado que el argumento que utilizaba estaba basado en la dotación cromosómica y en la cualidad de “individuo”, no es de extrañar que considere que el derecho a la vida (o, mejor, el derecho a no ser agredido) termina con ésta.
Claro que hay una diferencia fundamental entre un embrión y un enfermo terminal o un discapcitado físico severo y es que, mientras el primero nunca ha sido capaz de expresar su voluntad respecto a su vida, el segundo sí que ha podido decir qué quiere que hagan con él es esa situación.
En las más famosas películas (Mar Adentro, Million Dollar Baby), de lo que se trata es de un enfermo desahuciado o incapaz de moverse pero perfectamente consciente que pide a algún alma caritativa (es un decir) que acabe con sus sufrimientos. ¿Qué quieren que les diga? dejando aparte que debería haber un procedimiento que permita demostrar sin asomo de duda que el susodicho lo ha pedido en pleno uso de sus facultades mentales, para evitar que los herederos con prisa vayan acortando la vida de sus seres queridos con la excusa de “él me lo pidió”, pues no creo que nadie pueda ser acusado de agredir a alguien cuando hace lo que este quiere.
Por ejemplo, cuando alguien le corta la pilila a un hombre, en general se considera una agresión, salvo que lo pague la Junta de Andalucía, y entonces se considera una “operación de cambio de sexo”.

Pero, claro, lo que me parece una barbaridad sin paliativos es que alguien decida matar a una persona que no ha manifestado ningún deseo de que se lo hagan en ninguna circunstancia. Y especialmente cuando esa persona no está ni remotamente desahuciada.
Porque también creo que, en caso de que alguien no haya manifestado voluntad en ningún sentido (incluso por incapacidad congénita) se dé por supuesto que quiere seguir vivo.
Esa es la parte fundamental de la disquisición porque hay muchísimos más matices y discusiones (¿es agresión retirar medios artificiales que mantienen con vida? ¿pueden los herederos hablar en nombre de quien no puede o ha podido hacerlo? ¿la sonda de alimentación es un medio artificial de mantenimiento de la vida? ) como para que quepan en una entrada de blog.

12 de febrero de 2008

GEOGRAFIA TANGUERA VIII- TANGOS Y TUNGOS

Despues del amor en todas sus vertientes (correspondido, traicionado, filial, roto, platónico, imposible, pasional, generoso, desgarrado, inalcanzable, comprado, vendido, traicionado, paternal...) no hay otro tema que haya dado tanto de sí en la cultura tanguera, ya sea en poemas, canciones, sainetes y en general en la forma de ser y filosofar como el TURF. Esto es, el mundo relacionado con las carreras de caballos (burros, tungos, pingos...) y las apuestas, berretines o metejones .

Desde el principio del hombre, la relación con el caballo ha sido una constante. Los caballos ejercían en los guereros una influencia en muchos casos superior a la lógica. Alejandro Magno cruzó el Himalaya y en las orillas del rio Hidaspes, a lomos de su caballo Bucéfalo, venció al rey Poro. Pero en esas murió Bucéfalo, y aunque el macedonio quería seguir, sus soldados se negaron al verse sin la protección del equino y se tuvo que volver. Ricardo III, del que reconozco no conocer nada más que lo que nos ha contado Shakespeare, gritaba "¡un caballo, un caballo!¡ mi reino por un caballo! ". Y no hablemos de Babieca, a quien me temo que Rodrigo Diaz de Vivar tenía más aprecio que a la propia Doña Urraca. Y.. ¿qué decir del caballo de Espartero?.

En fin, volvamos al tema. Siendo la Argentina un pais, en origen, fundamentalmente agroganadero, la condición ecuestre del gaucho ocupa un lugar privilegiado en el imaginario colectivo. No había mayor desgracia para el gaucho que andar o estar a pie. Todos estos ritos camperos que jalonan la poesía payadoresca de finales del ochocientos y principios del novecientos, se urbanizan en los hipódromos a partir de los años veinte, y alli acudían argentinos de clase media y alta en busca de espectáculo y apuestas. El Jockey Club pasó a ser una exclusiva e influyente sociedad.



Durante los años 40 y 50, tango, turf, boxeo, automovilismo y en menor grado fútbol, fueron las pasiones populares de los porteños, y en todas ellas se apostaba. Antúnez o Leguisamo, Fangio o Gálvez, Gatica o Prada, Botafogo o Yatasto... eran motivo de discusiones en los boliches, o entre la muchedumbre que acudía al barrio de Belgrano (donde estaban la mayoría de los studs o cuadras) con la "verde" o cartilla de apuestas del día a ver si les caía algún "dato" o chivatazo.

Tango y turf mantuvieron una fidelidad mutua, los hipódromos se llenaron de artistas tangueros y la música rioplatense se enriqueció con temas y vocabulario burrero.Los hipódromos de San Isidro y Palermo en Buenos Aires, el de La Plata o el de Maroñas en Montevideo rozaban en algunos "nacionales" los 100.000 espectadores. La mayoría de ellos salían "secos" de las ventanillas de apuestas, pero si te sonreía la suete, te podía tocar algún "mandoble".



Los tangos recorren toda la tipología burrera. En "Leguisamo sólo" se relata el fervor que levantaba el "jockey argentino nacido en la República Oriental"(como se le llama al Uruguay) tanto en la tribuna oficial como en la "popular":

"Alzan las cintas...parten los tungos como saetas al viento veloz
detrás va "el pulpo", alta la testa, la mano experta y el ojo avizor
........
y "el pulpo" cruza el disco final."


Tambien los simples aficionados como en "Tardecitas estuderas", donde en poco menos de una estrofa se da una lección de anatomía equina que ya la quisiera para sí el alumnado de la facultad de veterinaria:

"ajustales el vendaje, no les mezquinés la cama
untale bien el masaje, ancas, paleta y riñon
y si andan de manos tiernas, cuidao con la sobrecaña
las cuerdas por donde cañan ranilla, vaso y garrón"


Pasando por los aficionados a las apuestas :

"Maldito seas, Palermo, me tenés seco y enfermo,
malvestido y sin morfar
porque el vento los domingos me patino con los pingos

en el hache nacional"


Algunos de estos tipos hacen declaraciones de principios inamovibles , como en "Soy una fiera", donde el protagonista se retrata del siguiente modo:

"Los domingos me levanto de apoliyar mal dormido
que a veces hasta me olvido de morfar por las carreras
me calzo los embrocantes, mi correspondiente habano
y me pillo un automóvil para llegar bien temprano
Carreras, guitarras, naipes, quinielas y cabaret
son el berretín mas grande que mientras viva tendré"

Como ven, todo un proyecto de vida.


Tambien se habla de las nefastas consecuencias de estar demasiado "metido" como en "Por culpa del escolaso" :

"Empeñé el zarzo y el bobo, refundí hasta la amarroca

del centro me fuí a la Boca a vivir en un altillo
no faltó pa completar aquella cancha barrosa
cuando una mina rasposa que mi bulín compartía
se las tomara un buen día al ver fulera la cosa"

Hay incluso tangos humorísticos como "Milonga burrera" donde el propietario del pingo gana el nacional gracias a presentar un caballo tan espantoso que provoca el pánico entre los demás participantes, y, "llegó tres dias más tarde, pero ganó el nacional". Y eso que había que "relojearlo" (tomarle el tiempo en los entrenos) con un almanaque.


Gardel, siempre se vuelve a Gardel como Eladia Blázquez volvía a Buenos Aires de la mano de Piazzolla, fue, si no el primero, el que con más entusiasmo entró a cantarle a su gran afición. Solo una muestra: Bajo Belgrano, Polvorín, Leguisamo solo, La Catredral, Preparate p´al domingo, Palermo...No utilizaré el manido recurso de hablar, más que de pasada, de la afición de Gardel a los caballos, de su cuadra (con Guitarrista, Theresa, Mocoroa y su favorito, Lunático), de su amistad con Leguisamo "el pulpo", ni de su gusto por las apuestas, que le llevaba a no querer enterarse de los resultados de la velada para poder apostar con sus amigos en Nueva York días despues de haber acabado las carreras. Solamente haré mención de un momento irrepetible en la historia del tango cinematográfico. Gardel era un actor más bien mediocre, y eso siendo generoso, y sus películas unos culebrones insufribles. Pero cuando dejaba de actuar y se ponía a cantar, la película entraba en otra dimensión (y eso que es complicado sobreponerse a esas ropas gauchescas que a veces le hacían vestir, muy en la línea de Rodolfo Valentino). La infumable película "Tango Bar" empieza con unas imágenes del personaje interpretado por Gardel que, arruinado por sus constantes berretines, debe abandonar la Argentina para buscar fortuna en Europa. (Curiosamente acaba en Barcelona, donde gracias a que el tripartito aún no gobernaba, no le obligaron a cantar en catalán, que todo se andará). Por supuesto el personaje arruinado viste esmoquin de tintorería y viaja en primera clase del trasatlántico. Asomado a la barandilla y a punto de zarpar, canta el tango "Por una cabeza" como nadie ha sido capaz de hacerlo en los 73 años que han pasado desde entonces. Con la esperanza de ver algo igual en algún momento de la película, te tragas el folletín y hasta le perdonas la Jota Aragonesa que les endosa a los pobres gallegos que regresaban a su pais. Como si el viajar en tercera clase no fuese suficiente suplicio.


Con respecto a las letras, los tangos turferos precisan de cierta imaginación y de un diccionario lunfardo para entenderlos. Términos ingleses o derivados de la lengua de la Pérfida Albión se mezclan con palabros lunfardos o simplemente desconocidos, lo que hace muy entretenido el juego de la interpretación.


Con respecto al ritmo musical, no es tanto el tango como la milonga el comunmente usado. En la mayoría de los casos es la milonga, un ritmo rescatado del campo por la música urbana (si a alguien le interesa le recomiendo oir la milonga "abran cancha" de Mastra para ver la evolución de este ritmo), mucho más acorde con la cadencia trotera de los pingos. Algo parecido a lo que le pasa a las polkas austrohúngaras. Pero también los hay en ritmo de tango e incluso, aunque pocos, en tiempo de vals criollo.

He dejado para el final otro enfoque del tango burrero, y es el metafórico. Esto es, la asimilación del comportamiento de los pingos para explicar el comportamiento humano. El tango "Por una cabeza" es un ejemplo claro, pero el que más me gusta a mí es "Canchero", de Celedonio Flores con música de De Bassi. Relata este tango como, de vuelta de la vida, cansado de tanto bacán amurado por su percanta, y ante los espamentos de la mina, el tipo le bate a su rea que lo que él quiere es una compañera sin cuentos:

" yo no quiero amor de besos, yo quiero amor de amistad"

dejando realmente clara la relación entre ellos batiendole en perfecta jerga burrera:

"Para el recor de mi vida sos una fácil carrera
que yo me animo a ganarla sin emoción ni final
Te lo bato pa que entiendas en esta jerga burrera
que vos sos una potranca para una penca cuadrera
y yo, che vieja, ya he sido relojeao p´al nacional"


Y ahora para continuar con el exitoso concurso "el gardelín de oro", ahí va otro interesante reto. En el capítulo VI del cada vez mas difícil de encontrar libro de la propietaria del blog se lee el encabezamiento de un tango del que ya he hablado, pero del que no he dado pistas precisamente para que los lectores las busquen:

"Maldito seas Palermo

me tenés seco y enfermo
mal vestido y sin morfar..."



Vamos, ánimo, que el pincho de tortilla, en una increible mejora cualitativa, será en Jose Luis, en el Paseo de la Habana.

Un abrazo a los que hayan llegado hasta aquí.


GAVION .

7 de febrero de 2008

BARCHESTER TOWERS


Hace tiempo que Zuppi me invitó a participar en su blog (tanto tiempo, de hecho, que me había caducado la invitación y ha tenido que renovármela) y si lo no lo hacía no era por desprecio, sino por exceso de trabajo y defecto de ideas.

Pero tras leer la entrada sobre Ayn Rand se me ha ocurrido hablar de un autor diametralmente opuesto, sólo coincidente con la ruso-americana en ser casi totalmente desconocido por estos lares. Me refiero a Anthony Trollope, quintaesencia del escritor victoriano prolífico (más de 40 novelones en su haber). Menos melodramático que las Brontë y que Dickens, más verosímil y realista que Wilkie Collins, Trollope es sobre todo famoso (en su país, Inglaterra, naturalmente) por dos series de seis novelas cada una: las llamadas novelas de Barsetshire y las novelas Palliser.

La primera serie trata de las intrigas eclesiásticas de los clérigos anglicanos en una ciudad episcopal ficticia, Barchester. Si el asunto no les parece a primera vista apasionante, déjenme decirles que se equivocan. Las luchas sordas entre los partidarios del Archidiácono Grantly y los del Obispo Proudie (y su temible esposa) son al menos tan absorbentes como las de Frodo contra el Señor Oscuro, y mucho más divertidas. Hay final feliz asegurado (las parejas de enamorados consiguen casarse y disponer de una buena renta), está presente el famoso humor inglés (el wit) y los personajes (algunos inolvidables como el canónigo Septimus Harding, el párroco Josiah Crowley o Mrs Proudie) están dibujados con perfecta psicología, con defectos y virtudes. En fin, todo lo contrario de lo que estamos acostumbrados a leer ahora, en esos libros donde un personaje malo es malo de verdad: antipático y altivo, maltrata a su mujer y además no le gusta Picasso.

Las novelas Palliser son también muy entretenidas (aunque las de Barsetshire son mis preferidas con diferencia). Su tema es la política, sobre la que Trollope tenía mucho que decir. Él era whig (liberal: un motivo añadido para hablar de él en este blog), aunque curiosamente trata con más simpatía a los conservadores y con muy poca al gran magnate liberal el Duque de Omnium. En su opinión, ser miembro del Parlamento era el mayor honor al que podía aspirar un inglés. En esta serie se muestra el funcionamiento interno del sistema parlamentario inglés en pleno reinado de Victoria, con sus camarillas familiares, escándalos en la prensa y también sus hombres honrados y trabajadores. El propio Trollope fue funcionario postal muchos años y le cabe el honor de haber inventado ¡el buzón de correos! Lo que se dice una vida plena y fructífera.

Las novelas de este injustamente poco conocido escritor están disponibles para descargar, en inglés, en la página del Proyecto Gutenberg. Pero Cátedra Letras Universales acaba de sacar una traducción de la más famosa de la serie de Barsetshire, la denominada "Las torres de Barchester", que les recomiendo para abrir boca.

El mundo creado por Trollope ha tenido sucesores literarios. Aparte de su bisnieta, Joanna Trollope, que también es escritora pero de la que no puedo hablar porque no he leído nada de ella, el condado de Barsetshire es el escenario de las novelas de Angela Thirkell, pobladas de descendientes de nuestros antiguos conocidos (son bonitas pero ¡ay! difíciles de encontrar pues hay que pedirlas importadas) y la Iglesia Anglicana es la protagonista de una serie, también de seis novelas, de Susan Howatch. Siento hablarles sólo de libros en inglés, pero una buena librería como La Casa del Libro puede encargarles lo que les haga falta.