24 de febrero de 2009

GEOGRAFIA TANGUERA XX- Tango y burdel II

En primer lugar, comentar que esta entrada es la continuación de GEOGRAFIA TANGUERA VII-Tango y burdel I y sería conveniente leerlas en su orden. Además, GEOGRAFIA TANGUERA VII, es la entrada más visitada del blog, lo que quiere decir que o es una buena entrada o la gente que nos visita está algo salida. Como, desafortunadamente, conozco a casi todos nuestros visitantes, se cuál es la opción correcta. Se admiten opiniones,rogando encarecidamente que los interesados se remitan al origen de ésta antes de opinar.


Tango y burdel II



Dentro de los tres grandes estilos de la música popular rioplatense, no es fácil encontrar valses o milongas donde el tema de la prostitución esté presente, y he dicho que es difícil aunque no imposible. Sin embargo, en el tango, y por su condición eminentemente urbana contraria a los estilos anteriores, sí es un tema recurrente. Aún así, bien sea por la censura, bien por la sensibilidad de los letristas o bien por ambas cosas, casi siempre se trata de forma implícita. Es lo que tienen las épocas de prohibición, que estimulan la creatividad.

Voy a referirme, sin embargo, a dos obras de dos grandes poetas del tango: Horacio Ferrer y Eladia Blázquez. Creo que no hay tangos donde se relate de forma más descarnadamente hermosa la vida de las paicas, percantas o grelas de alquiler.



Horacio Ferrer era el letrista favorito de Astor Piazzolla, con el que escribió incluso la letra de la ópera piazzolliana "María de Buenos Aires". Esa sería suficiente presentación, pero es que , además, aún vive y es el presidente de la Academia Nacional del Tango, cuya sede está justo encima del famoso Café Tortoni. Yo he hablado con él dos veces. La primera hace unos años en una fiesta de egresados (preciosa palabra en desuso en el reducido vocabulario que usamos en la madre patria) de una promoción de estudiantes de música de la misma Academia Nacional, y la otra el año pasado en el festival de Granada. Es un hombre pequeño, de estravagante pinta y aparentemente algo ajeno a la realidad. Como poeta es, a mi modo de ver, muy setentón, y capaz de alternar preciosas metáforas con algunas otras de dudosa belleza, por decirlo elegantemente. Zuppi no le da bola y piensa que todas son del segundo grupo, pero creo que eso es más culpa de nuestra compañera que de Ferrer. Excepto de Gran Hermano, de todo se puede sacar algo de belleza. En su obra "La última grela" hace una descripción sensible y tremenda de la vida de estas mujeres presentándolas como un espectro en tercera persona entre el poeta y el lector.

Espectro que llega:


"del fondo de las cosas y envuelta en una estola
de frío, con el gesto de quien se ha muerto mucho
vendrá la última grela, fatal, canyengue y sola
taqueando entre la pampa tiniebla de los puchos"

Espectro que se vende:


"Y un sordo carraspeo de esplín y de macanas
tangueándole en el alma le quemará la voz
y muda y de rodillas se venderá sin ganas
sin vida, y por dos pesos, a la bondad de Dios"

Espectro que se difumina muerto en vida:

" ¡qué sola irá la grela, tan última y tan rara!
sus grandes ojos tristes trampeados por la suerte
serán sobre el tapate raido de su cara
los dos fúnebres ases cargados de la muerte"


A mi modo de ver éste es, junto a "balada para mi muerte", el mejor tango del poeta.





La otra obra que quiero traer a esta entrada es una obra muy poco conocido de la gran poetisa del tango, Eladia Blázquez. Ya he dicho en alguna ocasión que esta mujer es una de mis debilidades, que la creo infravalorada y que si quitamos al póquer de letristas ( Manzi, Expósito, Cadícamo y Discépolo) no hay nadie que la supere.
La canción se llama "Prostibularia" y pertenece a un musical que ha recorrido medio mundo: "Tanguera". Con canciones de Eladia Blázquez, Mariano Mores y algunos temas clásicos, unos pibones de impresión y, lástima, música enlatada para que no sea perfecto. En diciembre de 2001, recién instaurado el "corralito" vi esta obra en un teatro de la calle Corrientes. Como la situación ere la que era, en el teatro estábamos quince o veinte personas apenas. Mi hermana, que me acompañó a ese viaje, yo y un grupo de chilenos. Aún así no se sintió nada de frío y aplaudimos doblemente al acabar la función.
En esta ocasión el poema va dedicado a la propia interesada en una clave, muy argentina por otra parte, de aceptación de la fatalidad:





"tenés que acostumbrarte a este lugar
a este perfume acre que hace mal
te vas a acostumbrar
tambien a este dolor
de confundir metal con el amor


.


te vas a acostumbrar
a ser tan solo un nombre de ficción
.
tenés que acostumbrarte a este lugar
a darte sin quererlo y sin pensar
al vaso del alcohol
al rojo del carmin
a repetir los gestos en sinfin
.
a maquillarte el alma en soledad
lo se muy bien, te vas a acostumbrar
a no encontrarte más
a no buscarlo a Dios
para olvidarte así tambien de vos"
.




Son dos ejemplos duros y bellos. Bastante más bellos, pero bastante menos duros de digerir que esta entrada que llega a su fin.


Y ahora, tras el paréntesis que supuso GEOGRAFIA TANGUERA XIX, recuperamos el exitoso concurso "gardelín de oro".

En el capítulo I del ya casi agotado libro de la propietaria del blog, se pueden leer los siguientes versos:


" mañana zarpa un barco
tal vez no vuelva más"


Pues eso, ánimo y a ver quién adivina de qué tango se trata.


Un abrazo a todos mis incondicionales. GAVION

14 de febrero de 2009

CUANDO SALÍ DE CUBA.


Coincidiendo con el 50 aniversario de la revolución cubana, y porque tenía interés en el asunto, he leído estos días “La pasión según Carmela” de Marcos Aguinis.
Este libro cuenta una historia de amor entre un economista argentino y una médico cubana que se conocen en Sierra Maestra cuando ambos están de guerrilleros luchando contra Batista.
Los protagonistas adquieren cierta relevancia en el escalafón de la revolución y ocupan puestos importantes en la flamante administración revolucionaria. Por el libro circulan personajes ficticios y reales, pero no en planos distintos (como ocurre, por ejemplo, en los episodios nacionales de Galdós, que es historia novelada y los personajes son testigos de la historia, pero no protagonistas de ella, sino de su propia vida), sino mezclados. Por ejemplo, el argentino protagonista es amigo de la infancia del Che y le pide favores, o ella colabora con Camilo Cienfuegos, o se supone que Gabriel Garcia Márquez habla con Fidel de ellos. Reconozco que es un recurso literario que no me gusta.
La historia cuenta desde sus inicios como guerrilleros hasta que logran huir de Cuba una vez han caído en desgracia dentro del régimen.
Debo decir que me ha decepcionado el libro. Sí, es entretenido; sí, se lee a gusto pero resulta un poco previsible, no cuenta nada realmente nuevo sobre la revolución cubana y los personajes se quedan un poco huecos (¿por qué demonios una niña bien se echa al monte casi de la noche a la mañana? ¿que hay de la trayectoria intelectual del economista?). Además, el estilo narrativo es un poco incoherente. Hay partes escritas en primera y en tercera persona, pero sin un criterio claro.
En la recomendación del libro se hablaba de Aguinis como candidato al Nobel de literatura, pero no me ha parecido un escritor especialmente brillante u original (aunque reconozco que no he leído a esos escritores rebuscados a los que premian últimamente). Y abusa del verbo “transpirar”.
En fin, es probable que su originalidad resida precisamente en ser un libro anticastrista en un mundo intelectualmente cien por cien procastrista. De hecho casi pide perdón por serlo. Es como si dijera: “la revolución fue una buena idea, pero a Fidel se le han ido las cosas de las manos, no se rodeó de la gente adecuada, se echo en brazos de los rusos, las cosas hubieran ido mucho mejor si se hubiera dado más cancha a los revolucionarios honrados que lucharon en Sierra Maestra”. Un poco ingenuo, la verdad, que a estas alturas aún haya quien piense que las revoluciones de cualquier signo y el marxismo en particular puedan tener finales felices. Cuando alguien alcanza el poder siempre acaba ejerciéndolo. Y cuanto más poder tenga, más abusará de él.
Pero siempre es bueno que se escriban libros contra los regímenes totalitarios y este puede tener bastante repercusión porque su autor es muy conocido y el libro muy ligero de leer. En ese sentido es un paso importante.
Aunque si quieren un buen alegato contra el comunismo, les recomiendo mucho más “Los que vivimos” de Ayn Rand, del que ya hablé en su momento. Y como retrato de una tiranía también es mejor “La maravillosa vida breve de Óscar Wao”.