15 de mayo de 2012

ECONOMÍA COMO LA VIDA MISMA.



Mi amigo VIL·LINGÜISMO me envía este comentario para que lo publique:


Conversación oida, no es broma, en una cervecería mientras el menda se tomaba un café. Si, ya se que no es elegante pegar la oreja, pero uno en el fondo tiene algo de cotilla.





- bueno, este año, ¿Cómo lo tienes?, ¿ya lo has colocado?

-No, este año no alquilo el apartamento.

-  ¿y eso?

- Con la inspección persiguiendo, no me compensa. No sea que me busquen la ruina.

- ¡Joder!, ¿Y quién va a venir a tomarse el vermut si no lo llenas?

- No se, tú mismo.

- Además, ¿Tú y tu familia no ibais a un balneario con la pasta del alquiler?

- Ya ves, este año en casita a caldito.

- ¿ Y qué culpa tengo yo y el del balneario? Me dejais en bolas. No se si tendré que largar a algún camarero.

- Bueno, las quejas a Rajoy.

 Es posible que no sea exacta la conversación, pero así era más o menos el sentido.
 Bien, esto me reafirma en mi idea de siempre:


SI A LA ECONOMÍA SUMERGIDA MIENTRAS EXISTAN INFIERNOS FISCALES. NOS INTERESA A TODOS.




                                                                                         VIL.LINGÜISMO

3 de mayo de 2012

GEOGRAFIA TANGUERA XLII-De vuelta en Buenos Aires





Estoy recién aterrizado desde Buenos Aires, donde no pude hacer nada a favor de Repsol (aunque tampoco nunca ellos han hecho nada a mi favor mas que subirme la gasofa cada vez que me voy de vacaciones, que les den) y voy a recuperar una costumbre perdida últimamente en mis entradas como es la de relatar, a modo de guia de viajes, mis andanzas tangueras durante estos días. Sí, es un aviso amenazante.








 
Antes de nada una noticia jubilosa. Por fin, después de mucho tiempo, hemos conseguido reabrir El Faro legalmente. Y digo "hemos" porque creo que ha sido un poco labor de todos los que lo cosideramos algo nuestro. Cada uno a su nivel ha hecho lo posible y el día cuatro, viernes, Cucuza y un millón de amigos volverán a su casa sin vergonzosos toldos que tapen su rebelión cívica. Enhorabuena Hugo, en horabuena Cucu, enhorabuena familia farera.







Vuelvo de Bs As de nuevo agradeciendo a esa ciudad todo lo que me ofrece, año tras año, viaje tras viaje, Kirchner tras Kirchner. Siempre digo lo mismo, así no van a lograr echarme nunca. Peor para ellos.







El jueves a medio día me subo en el Airbús camino a Ezeiza. Trece horas más tarde, a las nueve de la noche en Bs As abrimos las puertas y a toda carrera paso la aduana, taxi directo al hotel, soltar maletas y tomar otro taxi al Torcuato Tasso fue todo una. Cucuza y Moscato acababan su ciclo de conciertos en este templo del tango.  El cuarto jueves del mes fué el último, y Gavión no podía fallar. Lleno a rebosar, cuando llegué hacía un cuarto de hora que había empezado. El cariñoso recibimiento de Cucuza, dandome la bienvenida en público reclamando su aplauso, me emociona. Saludo a Margarita, Margarita siempre tan amable que me da hasta apuro,y un tipo desconocido me dice que le siga y me lleva a
un sitio que tenía reservado en la mesa farera.





 Sonó la viola de Moscato, cantó el cantor, cantamos los espectadores y cantó  la noche. Y en la noche cantaron tambien Horacio Avilano con su trío y el estupendo cantor cordobés Ariel Ardit. Mucha gente conocida. Muchos cantantes y músicos. Mucha emoción y mucha gratitud de todos con todos. Acabó el concierto a eso de la una pero no salimos del Torcuato hasta las dos o dos y media. Todo eran saludos felicitaciones. Creo que en el fondo todos queríamos un pequeño Faro en el Tasso.






 A la salida nos pudo el hambre, así es que fuimos comer unas pizzas. El lugar elegido es uno de esos sitios que no cierra en toda la noche en Bs As, el cafe La Academia, en Corrientes con Callao. Allí empezó a ir cayendo la gente de esta movida y acabamos juntándonos quince o veinte personas, todos músicos o cantantes. Todos menos yo. Pienso que me aceptan entre ellos al igual que una peña pamplonica acepta a un estrafalario americano aficionado a los encierros, esto es, como algo exótico. Me dejaré a gente, pero allí estaban Cucuza, Moscato, Lucio Arce ( Lucio, estamos esperando tu nuevo cd, apurate chavón), el Negro Falótico, Ardit, un par de pibas cantantes y un tipo con pinta algo indiana que cantaba estilos y folclore. Dale, pizza, toca, canta, birra, tango, historias, fermet, más pizza, milonga va,¿viste? metí unas notitas, milonga viene, ¡Mozo, traiga otra botella!, ¿no vino tu cuña, Gavión?, no,no pudo, ¡boludo!, venga Moscatito, tocate Contramarca...las seis, tendremos que pensar en ir al bulín a apolillar. Gavión nos quedamos solos,¿acabamos en el Sanata?, no Cucu que llevo una tralla encima que ya no puedo, que salí de mi casa hace treitaydos horas y quince mil quilómetros. Nos vemos mañana. Lo siento, Mudo, hoy no puedo ir a saludarte.



El viernes compré unos discos en zivals y me apreté unos chinculines y medio bife con fritas ayudado por una botella de vino mendoceño en una parrilla en Arenales hacia el 3500.  Vuelta al hotel y siesta, que la tarde se presenta apretada.



 A las siete de la tarde acudí a una de esas citas que marcan la vida de un aficionado. Juan Carlos Godoy cantaba en el Palacio del Bicentenario. Godoy es leyenda viva del tango y yo no se con cuántas grandes orquestas cantó. Con el acompañamiento del que fuera guitarra y director artístico de Nelly Omar nos ofreció un recital corto, de unos 45 minutos, a los afortunados cincuenta espectadores que cupimos en el local. Godoy está mayor, lo tuvieron que flanquear dos colaboradores que le subieron en volandas los treita centímetros de la tarima sobre la que cantaba, y tal como lo dejaron se quedó todo el concierto moviendo sólo las cuerdas vocales.Bendito acartonamiento. Estos cantores de los cuarenta cantan tango como el que respira. Sin engolamientos, sin alargar frases, sin imposturas, contando las historias como si se las contaran a su vecino. De verdad, inolvidable

.




 




¡Taxi! al 2900 de Independencia.
Juan vattuone presentaba su nuevo disco en el Centro Cultural Unión, sede de un sindicato de ferroviarios. Allí me dejó el taxi, bueno, una cuadra antes en el bar de la ochava para dar cuenta de una tres cuartos de Quilmes mientra llegaba la hora. Se acabó la Quilmes y la hora no llegaba, así es que tuve que pedir otra.












Como teloneros de Vattuone actuó una orquesta llamada Orquesta Típica Agustín Guerrero. Agustín es el director de este conjunto de diez músicos y compositor de todos sus temas  y tiene veinte años. Hay cantera.
 Vattuone es un tipo peculiar. Muy activo políticamente, muy reivindicativo y algo atorrante por ello, pero interesante. Con una voz rota cazallera y curiosas historias entre tango y tango. Compositor de letras con fondo, de influencia murguera y profundamente rioplatense. Es otro tipo de tango, no mi preferido, pero hay que estar a todas.







A las diez y media acudimos (ya me acompañaba mi amigo Horacio) a uno de esos lugares que ningún tanguero puede dejar de conocer. En Balvanera, en la calla Sanchez de Loria al 700 se encuentra una casa de tango llamada Bien Bohemio.Hacia allí nos encaminamos para reencontrarnos con Cucuza, que era uno de los invitados en el concierto que el maestro Pablo Motta ofrecía. Además de Cucu, cantaba Noelia Moncada (por Dios, cómo canta esa mina), y Cardenal Dominguez, un simpático tipo con poderosa voz. El lugar es pequeño y acogedor, en una antigua casa con patio bien conservada. Apenas diez o doce mesas. Con medio autobús de japos lo llenan. Por suerte los guiris no aparecen por allí. Prefieren alguna tanguería en dólares o un restaurante en Puerto Madero, afortunadamente.




 Estuve hablando con Noelia y con el Cardenal, con los que ya había hablado en otras ocasiones, pero lo más emocionante de la noche fué el homenaje que se le dio a Horacio Ferrer. Ferrer es otro pedazo de historia tanguera. Fundamentalmente conocido por ser el letrista de Piazzolla, Horacio Ferrer es actualmente el presidente de la Academia Nacional del Tango. Poeta de larga y fructífera obra nos recitó un poema suyo que nos estremeció a todos y puso el punto emotivo a la noche.





La primera vez que saludé a Ferrer fué en Granada hace cuatro o cinco años. En un trasnoche del Festival de Tango nos encontramos en el Hotel San Antón. No me dejará mentir Zuppi que estaba presente. Nos saludamos y estuvimos un rato hablando junto con Guillermo Fernández, que por esa época preparaba un disco estupendo de temas de Piazzolla y Ferrer que se llamó "Conexión Piazzolla". Ya hablé de este encuentro en otra Geografía Tanguera. El otro dia en Bien Bohemio se lo comenté y él me dijo que lo recordaba, aunque sospecho que lo dijo por educación.
Otro encuentro especial para mí esta segunda noche en Bs As fue con Enrique Snider, el alemán. Este tipo es un enamorado del tango propietario de una página web llamada webdetangos que es una referencia en la agenda tanguera de la ciudad. Conduce, además un programa de radio llamado "con alma y música" en la 1120 AM,con entrevistas a personajes del mundillo. En un mundo falto de informacion como es el mundo del tango, esta es una de las pocas agendas fiables de espectáculos que permiten programar con cierta antelación mis viajes bonaerenses, aunque después sobre la marcha se vayan produciendo variaciones. Enrique y yo ya habíamos compartido algunas conversaciones epistolares, pero tuve ocasión de saludarlo directamente.



A eso de las dos pusimos rumbo a las Cañitas, barrio cercano al hipódromo de Palermo, donde Rodrigo Flores inauguraba un boliche al que fuimos invitados. Rodrigo es un argentino que regresa a su país despues de haber estado afincado en Barcelona unos años, de donde lo conozco. En el páramo tanguero que es España, Barcelona aún se medio salva y eso ha sido gracias a Rodrigo, a Marcelo, a Sandra Rehder, a Gustavo Batagglia y al bar Pastís. Tambien a algunos milongueros y bailarines. El bar Pastís podía estar perfectamente en cualquier barrio de Bs As, por su pinta desvencijada, sus trastos viejos, su polvo almacenado en noches de música y días de no limpiar. Está al final de las Ramblas, allí donde el puterío y la iglesia de Santa Mónica son todo uno. Tiene programación musical todos los días y tambien, como El Faro,  está perseguido por aquellos que les cobran los impuestos. Un día a la semana se dedica al tango y allí he oido yo a Marcelo Mercadante, a Rodrigo, a Elba Picó y a muchos otros acompañados por la guitarra de Gustavo. A Gustavo lo conocí hace más de diez años, cuando acompañaba a Fernando Rios en La Filarmónica y aún no sabía tocar mas de doce o quince tangos.





 Bueno, que me voy por las ramas. El caso es que Flores vuelve a Bs As  e inaugura un boliche en la calle Arce al 235. En la inauguración canta Ardit con su orquesta y despues Cucuza, pero lamentablemente llegamos algo tarde y la fiesta se estaba terminando. El boliche es estupendo y está montado por todo lo alto. Habrá que vigilar que no acabe lleno de guiris, porque el barrio en el que está se presta a ello. Cena espectáculo con poca mugre. ¡Rodrigo, te vigilaremos! Después de saludar al dueño y desearle lo mejor, ya sin compañía, pillé un taxi al Sanata.







Del Sanata ya he hablado en muchas ocasiones, así es que obviaré su descripción. Solo decir que el barrio de Almagro es probablemente hoy el más interesante en la nueva movida tanguera. El Bar de Roberto, el Konex, La Catedral de Almagro, La Oca, el CAFF,el Banderín... y como buque insignia el Sanata. Llegué a una hora en la que uno no distingue en el reloj la manecilla corta de la larga, pero a la gente del Sanata eso le da igual, es incombustible. Allí estaba la crema de la demencia miloguera, encabezada por Moscato, Anibal Corniglio, Facundo Radice, el negro falótico, Hernán Fernandez, Genovese, Stella Diaz y un sin fin de tipos sin mesura.





  
Hablé un rato con Moscato y le pregunté si había tema. Moscato salió al escenario, presidido por un enorme mural de Alberto Castillo, y junto con el zurdo Corniglio, comenzaron a ir llamando uno por uno a los cantores que por alli escabiaban. Dos o tres temas cada uno, dos o tres joyas, dos o tres regalos. Cada uno con la voz que le permitiera el alcohol libado, y a fe que a más de uno le permitía poco, pero nadie renunciaba. Bendita bohemia. A eso de las seis, nos tuvimos que ir, de nuevo abrazos y despedidas. Esta vez no fallé y de vuelta al bulín pasé por el Abasto a saludar a Gardel, que me preguntó, o eso me pareció oir a mí, por más de un traidor.

El sábado amaneció lloviendo. Aproveché para tomar el subte y continuar con mi ruta cervecera por los Cafes Notables de la ciudad. En la linea A me acerqué al barrio de Caballito. Allí en la calle Rivadabia, separados por una cuadra, me agencié una tres cuartos en El Coleccionista y otra en el Plaza. Ya me van quedando menos. Despues volví a San telmo a pasear un ratito y a la una y media había quedado con mi amigo Horacio a comer en el Paco, allá en San Nicolás, en la calle Talcahuano.
 Es este un bar modesto propiedad de dos socios irremediablemente enfrentados por sus gustos futbolísticos. Uno es del Racing y otro de Independiente. Cada uno tiene dos paredes a decorar. Dos paredes y ni un centímetro más. Allí me encontré con la troupe de Horacio. Una colección de personajes para estudiar. Entre la delirante incontinencia verbal de algunos de ellos y el patológico desarreglo neuronal, ligero pero existente, de algunos otros entre los que me incluyo, la velada pasa en un momento. Ensaladillas, tortillas, berengenas asadas, matambre y un bife con fritas. Botella de vino va, botella viene, hasta cinco porque no lograbamos saber si el Malbec era mas o menos tánico que el Caberné. En fin, doce euros por barba con dulce de leche incluido. Adiós, Horacio, me voy al hotel que esta tarde va a ser dura. Nos vemos.




A las seis vuelvo a lo del Bicentenario. En esta ocasión canta Hugo Marcel, otra leyenda del tango aunque completamente distinta a Godoy. Un tipo que cantó con DiSarli, después con Fresedo y más tarde con Mores, compartiendo cartel con Nelly Omar y con Hugo del Carril y al que apadrinaron Alberto Marino y Azucena Maizani allá por los cincuenta en Radio Belgrano. Ya mayor, pero muy aparente. Como si El Puma cantase tangos. Terno setentón, anillón de oro, bobo apretado y melena cardada.Fuerza en gestos y en voz. No acababa un tema sin una coda tendente al DO de pecho. Y entre tema y tema historias divertidísimas. Otro acierto.




Seguía lloviendo sobre Buenos Aires y el taxi que paré estaba tuerto. Le faltaba un faro pero eso no parecía importarle ni al taxista ni a la policía que controlaba un par de semáforos averiados. Si es así, a mi tampoco me importa, hay que ver lo tiquismiquis que nos hemos vuelto los europeos.Vamos al San Martín, que a las siete canta Lidia Borda. Es uno de esos conciertos de los que tambien alguna vez hablé. En el hall, entrada libre y duración limitada. Lidia Borda canta muy bien, pero para mi gusto le fallan los arreglos. Está claro que sólo para mi gusto, porque el resto de la gente la aplaudía a rabiar. Además, el disco de temas inéditos de Manzi con música de Cedrón nunca me entusiasmo. Lo dicho, hay que torear en todas las plazas y allí aguanté hasta el final.




Dejó de llover. Sobre Buenos Aires dejó de llover. Y yo me encaminé a saludar a un amigo mientras hacía tiempo para seguir mi recorrido. El Bar de Julio es un boliche muy particular. Curiosamente desconocido teniendo en cuenta que está situado a cincuenta metros del obelisco. El lugar es pequeño, algo destartalado, con las mesas y las sillas de una edad superior a la mia y con paredes llenas de fotos de gente del tango que por allí escabió. Fotos de Castillo, de Troilo, de Juarez o, más recientemente de Salinas o de Colágeno.  Como ven, una delicia.




.No se cómo este garito ha podido soportar la presión de aguantar en ese estratégico lugar teniendo en cuenta lo que hay a su alrededor. Creo que sólo el amor almtango de su dueño y la sensación de sentirse de algún modo garante de la esencia puede conseguir ese milagro. El lugar es pequeño en espacio, pero sólo eso, en espacio. No se el nombre de su dueño, le llaman Julio, aunque algunos le llaman Howard. Da igual. Allí toca la viola, esto es la guitarra, mi amigo Javier Díaz González. Javier es un tipo con pinta bohemia que ve la vida entre la tercera y la cuarta cuerda de su viola. Se desayuna bordonas, se almuerza cejillas y se cena arpegios. Beber, lo que es beber, bebe como todos, esto es, lo que le ofrecen. Bueno, bromas aparte.
Javier toca y unos cantores entonan temas. Cuatro cantaban el otro día, cada cual más especial. Tango de verdad, tango de dentro, vida en tango, no sólo tango cantado, tango para respirar. No habría otro tango si no existiese este. Les aseguro que de todo lo que vi, y vi cosas muy buenas en este viaje, lo que pasó en lo de Julio y el resto de la noche, fué lo que más disfruté. Javier me recibió con un cariño impropio de nuestra limitada relación, pero eso es mérito suyo. Allí hice amistad con uno de los cantantes, un tipo delgado, petiso y sacado de algún libro de tipos de los cincuenta, como si aún existiese el tipo Rivero o Goyeneche.( bueno, salvando las distancias, Francisco, que tampoco es eso). Cantó y cantó y lo hacía muy bien.  Hubiera dado igual, eso era lo de menos. Allí él era el tango. Un par de milongas, un par de tangos, otros cantantes... Y por supuesto "a la gorra", fuera el tango subvencionado, tango de ley.




 
Yo no me quería ir pero acabó la función. Javier, gracias por todo, me voy hacia Almagro. ¿Pero cómo que te vas? De eso nada, te vienes con nosotros que tambien vamos para allá, la noche es larga. Francisco, nos llevamos a Gavión. Yo me dejo llevar y Francisco nos dirige hacia unos matojos entre los que tiene escondido su carro, que resulta ser ¡un taxi!. Francisco es tachero (taxista) y cantante, como El Fari. Esto promete. Subimos al tacho Javier y yo. Francisco no deja de hablar de tangos, es su vida. Intenta ponerme un tema para ver si soy capaz de reconocer al cantante. Imposible, el cd salta y salga. No logro oir al cantor, pero me barrunto que la orquesta era la de D'Arienzo por lo rápido que saltaba. Visto lo visto cambia de cd y suena, estupendo, él mismo. Yo no hablo con los clientes, pero si me preguntan les digo que soy yo, y si insisten quito el cd y les canto. Todo esto mientras esperábamos que Javier bajara de su casa con otra guitarra.




 Camino a Almagro, paramos en un garito desconocido para mí , un descubrimiento que apunto para otra ocasión, para recoger a una mina que nos acompaña y nos dirigimos al Bar de Roberto. Tambien hablé de él en alguna ocasión. Allí de nuevo, a la gorra. Cantan unos y otros y la gente pone su aportación. Es curioso este modo de vivir de la música. Llega el músico a un garito en el que la gente habla mientras escucha música y pide permiso al dueño para montar el quilombo tanguero. Para la música enlatada y empieza la orquesta. La gente entra y sale, atiende o no a los musicantes y cada cinco o seis canciones se pasa la gorra. Se recauda lo que se puede y así siguen hasta que el dueño dice basta, osea  hasta que se espanta a más gente de la que se atrae. Los músicos ya saben a qué boliches acudir, y la gente que los frecuenta también sabe a lo que se arriesga. Francisco, tipo  educado pero sin tapujos, dice que ya no se encuentra allí a gusto, y creo que tiene razón. Lo creo yo, lo cree Javier y lo cree su mina, que acaba de llegar. Linda mina, Javi, cuídala. Pagamos tres quilmes y dos Malbec y cruzamos la calle al boliche llamado La Oca.



 A Javier le habían dicho que iba a cantar allí un tipo curioso, el Pájaro Palomeque, a eso de las dos y media. Como el pájaro no aterriza, mientras lo esperamos tocamos nosotros(bueno, ellos) tambien a la gorra. Gorra va gorra viene, Quilmes va y no regresa, Francisco le pega al frasco. El pájaro voló y no paró, así es que nos hacemos fuertes. Aparece Facundo Radice, contento de la victoria de Boca, con un guitarrista. Esto va tomando forma. Dos guitarras, dos cantores y nosotros con la gorra. ¿Qué más se puede pedir? Los que se han rajado, que se jodan. Gente cambiante, gorra viajera, fermat que vuela y las violas siguen sonando. Eran las cuatro o así cuando aparece el bandoneón. Un delirante tipo. Érase un tipo a un bandoneón pegado. ¿Pero de dónde ha salido este pibe? Todo lo musicaba. Hablaba contigo y ponía música a sus palabras, a sus sentimientos, a sus emociones, a sus gritos y hasta a sus silencios. Nada podía con él, ni el escabio.  La gente no se va, así es que, a eso de las cinco Luis, el dueño, echa a la calle a la gente. Bueno, ya nos vamos. No, tú no, vosotros os quedais. Y allí quedamos la viola de Javier, el bandoneón del pavo, la novia de Javi, Luis y yo, mientras la gente sigue oyendo a estos incansables y golpea para volver a entrar. Luis reclama algo de silencio para que la gente se  marche, pero eso es imposible. Una hora más inolvidable. A las seis nos vamos. Rodrigo Mercato, el pibe fuellero, insistía en que nos quedaramos, pero no de cualquier manera. Insistía con la tropilla de la zurda, con acordes y con cantos. Javier no se tiene en pie, su mina tampoco, aunque por distintas razones. Ella y yo dimos buena cuenta de las botellas que llegaban de parte de algunos clientes a la mesa de los artistas. Javier, piantamos, que en tres  horas tengo que estar en el aeropuerto.




 


Corrientes al 3800 . Política, economía, religión... En fin, cosas de batidores dopados. Adios, Gavión, que vuelvas pronto. No lo dudes, y cuida a tu mina, que despues de la viola es lo mejor que tienes. Escuchá, boludo, ¿Cómo que "despues"? Joder con las pibas, no te perdonan una. Grandes besos y abrazos. ¡que ridículos somos en Europa olvidando lo que une el contacto físico! ¿viste al pesado de Julio, la brasa que me dió con lo de YPF? Bueno, luego nos mandó una botella de Malbec. ¡TAXI, TAXI! Chao, andad con cuidado y vuelta al hotel... ¿vuelta? No, pare el tacho. Le debo al Zorzal el desagravio del primer día. La estatua es fea, pero como le pasa a su dueño, cada dia está mejor. Chao, Mudo, y que nos dure.




                                                                                      GAVION