¿Recordáis la escena? En una soleada salida campestre se tropiezan con una fiesta de gente normal en la que un jovencito de angelical cara comienza a taraear una bucólica canción. Dos minutos de canción que hacen mutar a toda esa gente normal y convertir el angelical rostro del joven rubito en la pura estampa del horror.
Y Bryan Roberts le pregunta a su amigo Maximilian:
"¿Y AÚN CREÉIS QUE LOS VAIS A PARAR?"
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