Por enésima vez vuelvo de Buenos Aires. En esta ocasión no voy a aburrir a los pocos lectores que me queden con historias repetidas. Sólo decir que agradezco a aquella ciudad y a aquella gente todo lo que me ofrece. No tiene precio la calidez con que nos acogen Horacio, Cucuza, Margarita, Hugo, Moscato o cualquiera por muy fresca que esté la pintura de nuestro encuentro. Ya que estamos tan lejos del resto del mundo, al menos sentirnos cerca nosotros.
Por motivos familiares tuve que regresar a España a cumplir con una obligación, y devoción, que empieza a ser costumbre.De forma que recalar en puerto, cambiar de maleta y huir del cálido preverano porteño al frío anteinvierno centroeuropeo fué todo una. Del calor al frío, del color al gris, del latino al eslavo, del ying, en fin, al yang. Nada hay más tanguero que pasar el 11 de Diciembre en Viena. Para el que no lo sepa, el 11 de diciembre es el Día mundial del Tango por eso de que es el cumpleaños de Gardel, así es que nada mejor que encontrarse a 13000 kilómetros del barrio del Abasto.
Hacía 15 años que no iba a Viena, y el honor de poder escribir en este blog me obligaba a hacer un gesto de honra a la guía económica de cualquier liberal, la Escuela Austriaca de Viena.
.
Así pues, el 11 de Diciembre sólo podía esperar un milagro, y este se produjo. En la Karslplatz, paseando con mi mina entre casetas del mercado navideño, entre vapores de glühwein y raclette, en un pasadizo bajo las estaciones de metro de Otto Wagner, con el monumento a la Sezessión a un lado y la iglesia barroca de San Carlos Borromeo al otro se escuchan las notas de un tango piazzolliano. Una pareja de aspecto eslavo tocaba con un acordeón y una especie de xilofono de cuerdas un tango de Richard Galliano, el gran acordeonista francés amante de Piazzolla. Vendían un Cd propio con obras de Liszt, Mozart, Schubert... y Ástor Pantaleón. Cuando llegamos estaban sacando de su jergón un termo con café caliente para que no se les congelaran las notas del pentagrama. No lo pudimos evitar y les pedimos algo de Piazzolla. Y así ocurrió, en la patria consorte de Sissi, rodeados de edificios imperiales y Jugend a partes iguales, a pocos metros de la Musikverein, con el peso de Loos y Hoffmann en nuestros hastiales y el de Mises y Hayek en nuestra cartera, unos tipos que no conocen el significado de la palabra "esplín" nos regalaron un Oblivión que ya lo hubiera querido para su quinteto Nuevo Tango el mismísimo Ástor.
Eso también es Tango. Gracias, Mudo, y felicidades.
GAVION
1 comentario:
Gavión, sos increible, en cualquier momento te voy a ver pedaleando una bicicleta blanca, y desparramando desde lo alto tu amor por el tango, tu sabiduría, tu emoción .Por supuesto tenías que encontrar alguien tocando un tango, sino lo inventas y listo.
Decime gavión de que planeta te piantaste. Gavion el de las palabras como tango..querido por nosotros, por nosotros. Margarita de Boedo y de El Faro.Graciasssssl.
Publicar un comentario