19 de diciembre de 2010

UNA URGENTE E INAPLAZABLE REFORMA CONSTITUCIONAL.


Si resulta que educar a tus hijos en tu propia casa, con tus criterios y con tus valores es inconstitucional...

Si resulta que según la Constitución Española la única educación válida es la que decide el Gobierno de turno, que puede ser modificada a su antojo y estar llena de contenidos adoctrinadores...


Entonces, es urgente e inapazable reformar la Constitución Española.

24 de octubre de 2010

DANDO POR SACO

Galicia. La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra.
País Vasco. Bilbao, Vitoria, San Sebastián. Vizcaya, Álava, Guipúzcoa.
Navarra. Pamplona.
Cataluña. Barcelona, Tarragona, Lérida y Gerona.
Comunidad Valenciana. Castellón de la Plana, Valencia y Alicante.
Islas Baleares. Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera. Palma, Mahón, Ibiza y San Francisco.
Océano Atlántico.

27 de septiembre de 2010

GEOGRAFIA TANGUERA XXXIV : SIEMPRE SE VUELVE A BUENOS AIRES



"Esta ciudad está embrujada, sin saber,

por el hechizo cautivante de volver
no se si para bien, no se si para mal

volver tiene la magia de un ritual"



En 1982, justo el año en que Gentile cosió a patadas a Maradona el el campo de Sarriá, Eládia Blázquez y Astor Piazzolla se prestaban mutuamente letra y música para crear este tango que es, probablemente, uno de los que mejor relatala sensación de hastío y deseo que provoca Buenos Aires en todos aquellos que la amamos. Como yo no podría ir en contra de algo que compusieran estos dos monstruos, aproveché tres dias libres que me cayeron del cielo y monté la semana pasada un viaje relámpago a la Reina del Plata del que estoy recién regresado y del que voy a escribir una crónica todo lo breve que pueda (que no será mucho) y cambiar algo el registro político-moral de mis últimas entradas. Dejaremos que las aguas vuelvan a su cauce, Zuppi a lo suyo y yo a mis tangos.

En esta ocasión fuí acompañado por una jovencita con la que comparto la pereza, los ojos separados y la mitad de los genes y de los apellidos. Me aguantó el tipo hasta que una oportuna mezcla de resfriado y aburrido cansancio producido por una febril actividad tanguera la dejaron postrada en el hotel con un ibuprofeno dopante. Creo que no volverá a repetir la experiencia. Y eso que yo se lo aviso a todo aquel que se preste a acompañarme, "si, algo de turismo, poca cosa, la Casa Rosada, el Obelisco, el Congreso, un asado y el resto del tiempo full-time tango". Pues ni por esas renuncian.
En estos dos dias he fagocitado nueve (9) espectáculos, dos (2) películas del INCAA y me he traido de Zival´s 14 cd´s. Creo cumplidas las espectativas y sólo me apena no haber tenido tiempo para ver a algunos amigos a los que ni siquiera avisé.





El viernes 17 a las 08.30 poníamos las ruedas en Ezeiza. Hotel en Arenales, descanso y breve paseo por Av de Mayo y San Telmo. Cerveza en Los Galgos, cerveza el El Federal, cerveza en el Británico... demasiadas cervezas. Parrillada y siesta. Pero como esto no es el canal de TV Viajar ni una guía de turismo, obviaré todo lo que no sea estrictamente tanguero.


A las 19.00 nos acercamos al teatro San Martín em cuyo hall tocaba un terceto liderado por Walter Rios. Walter Rios es un extraordinario bandoneón que lleva casi más años en la brecha que teclas tiene su fuelle. En esta ocasión tocaba acompañado del piano de Cristian Zárate y del contrabajo de Pablo Motta. Temas clásicos tamizados por el piano algo jazzistico de Zárate, del que ya he hablado alguna vez. Zárate es un pianista de mucho prestígio que solía acompañar a Juárez en su última etapa y que se entendía a la perfección con otro monstruo, y que me perdonen los puristas, como es Guillermo Fernández. Aún recuerdo con emoción haberlos visto en el festival de Granada de hace tres años y después en el trasnoche donde nos dedicaron el tema de los Fresedo "Via mía" que nos puso los pelos de punta. Tiene, o tenía, tambien unproyecto propio, el Cristian Zárate Sexteto, con el que exploraba, sin alejarse demasiado de la ortodoxia, otras vías. A Zárate lo he oido varias veces, en el Torcuato con Juárez, en el Alvear con Guillermo Fernández, en Notorius con su grupo y en alguna ocasión más. Tambien a Walter Rios y a Pablo Motta, y son todos estupendos. Los espectáculos en el hall del San Martín tienen el aliciente de que la entrada es libre, la puerta está abierta y se ve desde la calle, la gente entra y sale, oye un par de temas y se va a seguir paseando por Corrientes. Es algo difícilmente comprensible para la rigidez "gallega" de entender un espectáculo, pero es algo normal por aquellos pagos. Por otro lado tiene el inconveniente de que es eso, exactamente un hall. Sin asientos ni comodidades, la gente está de pie cuando no sentada en el suelo. eEs casi como si fuera música callejera pero bajo el paraguas del techo de los teatros del gobierno de la ciudad. No deja de ser una bonita apuesta del departamento de cultura por la música ciudadana, pues los que allí actúan no son cualquier cosa. Son músicos consagrados que se ponen al alcance de más común de los mortales rioplatenses.















Al terminar este concierto, me llevé a mi acompañante a pasear por Palermo y a oir a una curiosa cantante llamada Jana Purita. Jana Purita es una mina que intenta mantenerse en la linea, por cómo actúa y por las cancines que canta, de las cantantes-actrices del café concert bonaerense. Me recuerda un poco a la Villamil de Glorias Porteñas o a alguna grabación que he visto de Nacha Guevara en su juventud. El lugar donde actuaba es uno de esos típicos multiespacios de Plermo, con un bar decorado con buen gusto donde puedes comer, tomar una copa o leer algo, y donde el camarero igual te sirve un scotch que te vende un surtido de marionetas de dedos o el último bestseller del gurú de moda de la psicología porteña. En la trastienda un escenario con cuatro mesas, almohadones en el suelo y un pequeño graderío para 15 ó 20 personas. Todo, de verdad, encantador, y muestra de que cuando hay ganas, gusto y materia prima, se puede montar un localito con cuatro pesos. Las empanadas deliciosa, y el espectáculo aceptable. No es Jana una gran cantante, y creo que su grupo de guitarras,Fierro Chifle, está algo desaprovechado, pero aún así la velada resultó agradable y digestiva para alguien poco acostumbrada al tango como mi acompañante. Canciones de los 20,30 y 40´con mucha guerra de sexos y amores incomprendidos. El garito, no lo he dicho, se llama "No avestruz", otro de esos locales con extraño nombre que jalonan la cuadrícula porteña.

Nuestro primer día acabó con otro espectáculo en una de mis locales fetiche. El agujero se llama Sanata Bar y está en la calle Sarmiento, en el barrio de Almagro, hacia el 3500. Creo que ya he hablado alguna vez de él, pero lo conocí hace tres o cuatro años. Andaba yo vagando por Almagro a horas poco recomendables buscando el Boliche de Roberto sin dar con él cuando vi a unos tipos por la calle portando fundas de instrumentos musicales. Como fuera que no parecian atracadores de bancos supuse que esas fundas llevaban lo que se supone que llevan, así es que les pregunté por el local que iba buscando. Sin embargo, ellos me embaucaron y me llevaron a otro en el que iban a actuar. Así conocí el Sanata, y desde entonces junto con el Torcuato y el CAFF, se ha convertido en uno de mis lugares de culto a los que no puedo faltar cuando me doy un paseo austral. Lo recomiendo cuando la gente me pregunta, y tiene una página web donde consultar su programación, bastante amplia por cierto. Hace un par de años iniciaron un proyecto llamado Tangos Atorrantes en el que prestaban su local a grupos desconocidos. Recuerdo los grupos que actuaban al principio, nada parecido a los actuales. Tangos Atorrantes se ha convertido en un referente de las madrugadas tangueras bonaerenses, y es el germen del festival de Tango de Almagro, que celebra su primera edición este fin de semana.














De estos dos dias de tango creo que el espectáculo que más me sorprendió fué este. No porque fuera el mejor, sino porque no esperaba encontrar esta pequeña joya. El grupo se llamaba Tango Transhumante y estaba compuesto por una guitarra, un contrabajo (en este caso contrabaja), y un cantante muy particular. Un cantante muy alejado del tipo duro, varonil que, cornudo o no, guapo o no, engrupido o no, se asocia con el tango. En fin, un tipo para el que el sentimiento tanguero no era cuestión de testosterona. Un repertorio clásico, Manzi, Expósito, Discépolo, Cátulo, Cadícamo... , una delicia. La birra de litro a 15 pesos , la empanada a cuatro y una edad media de los cafeligreses en torno a los veintipocos años. ¿Qué más se puede pedir?

Aítos de tangos nos fuimos a dormir. Stop.
Nuestra actividad tanguera comenzó el sábado en La Boca. A las 13h tocaba la Orquesta de tango de la ciudadde Bs As en el Teatro de la Ribera. Esta orquesta está formada por un conjunto de maestros dirigidos por un elenco de genios. Creo recordar que fueron Garello y el recientemente fallecido Carlitos García los fundadores, pero entre susu directores habituales también esta Marconi, que fué precisamente el que dirigió en esta ocasión. A mí no termina de convencerme porque me parece que estoy oyendo música de película, casi como si a Cadícamo lo versionase Morricone, sin embargo reconozco que su factura es perfecta, ni un fallo. Yo prefiero la Orquesta escuela o la Juan de Dios Filiberto si hablamos de grandes orquestas casi sinfónicas porque demasiada perfección le resta parte de emoción. El cantor actual es Tomassi , un curioso tipo, simpático y siempre sonriente y con pinta de estar encantado de conocerse. A la salida estuve hablando con Julio Pane, primer bandoneón y no me dió buena impresión. Lo vi como cansado y algo ausente.
Después dimos un pequeño paseo por el barrio, compra de camisetas en la bombonera, el papagayo-show de Caminito y el sabor a decadencia que se respira en cuanto sales de lo preparado. Comimos en un lindo lugar en la calle Olavarría, la misma que inmortalizara el gran Edmundo Rivero en su Milonga del Consorcio:

"yo nací en un conventillo de la calle Olavarría

después me mudé a un consorcio pa´figurar en la guía..."

El lugar se llamaba "Concierto de cuchillos" y amenizaba la comida una orquesta de jóvenes tangueros llamada Orquesta Típica Esquina Sur , sugerente olor a pasta recién horneada y botella de semillón. Siempre me han gustado esos grupos jóvenes que tocan "a la gorra" allí donde les dejan. Todos siguiendo en procesión al piano que trasladan en un carrito por entre las calles empedradas. Merecen todo mi reconocimiento. Los domingos intentan tocar en una esquina en San Telmo y durante la semana buscan una milonga en la que actuar aunque sea a las tantas.












Y precisamente a San Telmo nos dirigimos a eso de las ocho para presenciar la presentación de un disco de la pianista Hilda Herrera sobre temas de Gardel. El lugar se llama "La scala de San Telmo", curioso lugar con una programación estable financiada por sus socios y con dos ambientes musicales distintos. Un salón de actos con un piano y con capacidad para 40 ó 50 personas, y un bar con cuatro o cinco mesas y otro piano donde hay actuaciones de madrugada. Desgraciadamente la musicanta se lesionó un dedo mientras interpretaba "Golondrinas" y se tuvo que cancelar el concierto. Una pena porque los pianos de La Scala son estupendos (no es fácil escuchar buenos pianos) y la pianista estaba muy en su papel recreando, que no versionando, la obra de Gardel enfrente de su más que magra audiencia. Acertada apuesta, porque como ya he dicho en alguna ocasión, a Gardel no se le puede versionar si no se quiere salir trasquilado del encuentro. Lo sublime no se puede mejorar. Y si no, que se lo pregunten a Mederos.

Con el mal cuerpo que nos dejó este fallido espectáculo, mi acompañante decidió huir al hotel y yo me encontré con un amigo, pintor, psicólogo y argentino además de otras cosas menos importantes , con el que continuar la jornada.

En el Torcuato Tasso tocaba "La Chicana" y pese a intentarlo no encontré entradas. Afortunadamente, atraves de Cucuza (ya en otras ocasiones he hablado de él y de El Faro) nos encontraron un hueco. Gracias, Hernán, y que te vaya lindo. La Chicana es uno de los grupos con más renombre de los que se dedican a la música rioplatense, con Dolores Solá como cantante y Acho Estol como lider y compositor. En el desertico páramo de letristas en que se ha convertido el tango actual hay algunas, pocas, excepciones. Una es Vattuone, otra el Tape Rubí, otra Szwarcman, otra Raimundo Rosales y quizás la más destacada sea la de Acho Estol. Por supuesto que todo es matizable. Estuvo como cantante invitado Alfredo Piro, hijo de Osvaldo Piro y de la Rinaldi, y cantó un par de temas del uruguayo Zitarrosa que ya se los oí el año pasado en La Peña del Colorado. El espectáculo estuvo muy bien aunque sobraran esos guiños de progresía antisistema difícilmente creibles por venir de la boca de Solá y Estol, cuyas familias no son precisamente descamisadas. Hace unos años llevé a mi padre a oir a La Chicana a un hospital psiquiátrico creo recordar que por Barracas. Se trataba de un proyecto de musicoterapia, de ayuda a los enfermos através del baile del tango. Y allí estaban ellos ayudando a los locos, y a fe que los había muy pero que muy locos. Fué una experiencia inolvidable que da una dimensión especial al tango y a La Chicana algo alejada de la pose de falsa trasgresión del otro día. Gracias Cucuza por la invitación.













Cuando acabó el espectáculo del Torcuato, nos fuimos al CAFF (Club Atlético Fernández Fierro) a oir a la orquesta titular del local. Estupendos como siempre, sugerentes, excesivos, vibrantes, inimitables, todo es poco para definir los conciertos de la Fernández Fierro. Hay que ir a oirlos, mejor dicho, a verlos y disfrutar de un "Chino" Laborde con más cara de loco cada vez. No es un tango fácil, pero a los aficionados nos fascina y nos sorprende la puesta en escena más propia de un concierto de U2 que de una orquesta de tango. No hay nada en la galáxia tanguera actual que se parezca a la Fernández Fierro, cual si fueran Jimmy Hendrix del bandoneón con rotura de fuelle incluida. Un lugar y una orquesta de culto.

La noche ya apretaba y tuvimos que sacudirnosla en un último garito, así es que, por oroximidad geográfica, repetimos en el Sanata. Allí tocaba un terceto, Boero-Gallardo-Gómez, con claras reminiscencias Piazzollianas, que, lo que son las cosas despues de oir a los Fierro, nos pareció hasta clásico. Ni el lugar, ni el ambiente ni el grupo nos defraudaron, y lo que iba a ser tan solo una copa se convirtió en el concierto entero. Un lindo concierto con temas mitad propios y mitad clásicos. Sorprendentes los temas propios, sobre todo una suite con tres movimientos dedicada a los pintores de la Boca, del que ahora solo recuerdo a Quinquella. Allí saludé a los pibes de "Rascasuelos", cuyo bandoneón, por cierto, había estado acompañando a La Chicana.


Con la oscuridad clareando me volví al hotel, me apreté una pizza madrugadora y me metí en la cama. Al día siguiente volvía la cruda realidad, el avión y el hemisferio norte.



"decite adiós a vos... ya ves no puede ser

si siempre, siempre sos una razón para volver.

Lo sabe sólo aquel que tuvo que vivir
enfermo de nostalgia...¡casi a punto de morir!"


siempre se vuelve a Buenos Aires
(E.Blázquez- A.Piazzolla)




GAVION


9 de septiembre de 2010

CORÁN E INTOLERANCIA


¿Alguien cree realmente que si algún clérigo chalado chiita, sunita, sufí o de cualquiera de las ramas del islamismo hubiera anunciado que iba a ponerse a quemar biblias en su mezquita de un rincón perdido de Afganistán en el aniversario de la invasión americana iban a dedicarle algún espacio en los medios de papel, electrónicos o audiovisuales? ¿Que el comandante de las tropas afganas le iba a advertir de que iban a morir soldados por su culpa? ¿Qué algún ex presidente afgano iba a desmarcarse de ese acto rotundamente?
Por supuesto que no. Y eso es porque no hay grupos cristianos ni judíos que ante un acto de ese tipo se dedique a quemar banderas afganas, amenazar de muerte al autor o hacer atentados contra cualquier cosa musulmana.
Quemar coranes, cocinar crucifijos, decapitar budas… son todas acciones de mal gusto y que ponen de manifiesto la falta de respeto de alguien por los sentimientos religiosos de los demás. Pero que no perjudican directamente la integridad de ninguna persona ni sus propiedades (salvo que uno, para más INRI, se dedique a quemar, cocinar o decapitar cosas que, encima, son del ofendido).
Es cierto que hay países (entre ellos España) que tienen leyes que prohíben ese tipo de acciones y recientemente hemos conocido una sentencia condenatoria contra un famoso cantautor.
Yo no creo que deba haber ese tipo de prohibiciones pero, en todo caso, se ha seguido un proceso legal con garantías y el acusado no ha estado en prisión preventiva ni creo que haya sentido ni por un momento que peligraba su integridad física.

Mucha gente cree que ser tolernate consiste en que te tienen que gustar todas la cosas que hacen los demás y que son legales. Pero eso es peligroso, porque, al final, parece que si algo no te gusta debería ser ilegal (por ejemplo, que los hombres de sobaco peludo lleven camisetas sin mangas).
Y no. Ser tolerante es aceptar que los demás tienen derecho a hacer cosas que no te gustan, que te molestan, te desagradan o te repugnan siempre que no te perjudiquen.
Que la gente tiene derecho a hacer películas porno aunque te resulten asquerosas; que tienen derecho a decidir que en su establecimiento se puede fumar, aunque te moleste el humo; que uno puede hacer campañas publicitarias promocionando ideas con las que estás en desacuerdo; que puede hacerse una casa horrorosa o ver programas de telebasura si le gustan..
Y que tiene derecho a burlarse de tus convicciones religiosas y a destrozar o denigrar los símbolos de esas convicciones.
La tolerancia es el precio que tenemos que pagar por la libertad (la publicidad, por el libre mercado y las campañas electorales, por la democracia). Y es una de las cosas que debemos defender a toda costa.

Es triste que una acción de ese tipo lleve a una serie de fanáticos a emprender acciones violentas. Pero tenemos que tener claro que son ellos los que lo hacen mal, no nosotros. Y que una de las razones por las que se supone que están luchando los soldados americanos en Afganistán es que también se puedan quemar coranes allí sin que se castigue al autor. Aunque les fastidie a muchos.

6 de agosto de 2010

HISTORIAS PARALELAS II









BELGRADO 1990. LA GRAN SERBIA















BARCELONA 2010. LA GRAN CATALUÑA










GAVION

14 de julio de 2010

HISTORIAS PARALELAS I



BUENOS AIRES 1978
PROCESO DE REORGANIZACION NACIONAL
22.000 DESAPARECIDOS














MADRID 2010
LEY DE SALUD REPRODUCTIVA (LEY AIDO)
106.000 ABORTOS









GAVION

5 de julio de 2010

GEOGRAFIA TANGUERA XXXIII- El Faro, el Tango y la Libertad



Llevo más de diez años como adicto, y afortunadamente asiduo, a la Reina del Plata. Buenos Aires no está, pese a lo que los porteños crean, entre las ciudades más bonitas del mundo (y a fe que por mi trabajo conozco muchas). No está entre las más limpias ni cuidadas, tampoco entre las más cómodas para el visitante ni entre las que tiene mejores hoteles ni mejor calidad de vida... Sin embargo posee el atractivo especial de estar entre las que más vida artística, cultural y musical tienen, de disponer de una red de cafés envidiablemente atractivos y de ser la cuna de algo indisolublemente unido a estos establecimientos: EL TANGO. Algo tan maravilloso que es capaz de resistir incluso la agresión de ser nombrado por los memos de la UNESCO como Património Intangible de la Humanidad.
En este tiempo he compartido con los lugareños las tropelías de Menem, de De la Rúa, de Dualde o de l@s Kirschner (Kirschner ella y Kirschner él) y ninguno, pese a sus esfuerzos, ha conseguido acabar con este sentimiento, en este caso justificado, de orgullo cultural. Aún recuerdo con emoción, y no es sólo una figura literaria, hacer cola durante el primer año del corralito para ir a ver el espectáculo TANGUERA detrás de dos ancianitas que comentaban entre ellas lo que habían tenido que vender (no sé, el gato de porcelana, ya a su edad ¿para qué?) para poder pagar la entrada del ODEON. “Y a ver si nos sobra para ir mañana al Luna a verlo al Cacho Castaña”.
A esa fuerza no la para nadie. Por eso no dudo que la vida seguirá también en EL FARO, por mucho que los políticos, octava plaga bíblica, se empeñen en convertir el Tango en algo sin alma, en el pastiche del Tortoni o en las tanguerías para japoneses de a 300 dólares la entrada con caballo de gaucho incluido, dos valses, una milonga y “Caminito” para llenar el dia y medio que pasan en Bs As de camino al Perito o a Iguazú.

He paseado mucho por Buenos Aires, por casi todos sus barrios y a casi todas las horas. Por barrios aconsejables y por otros muy poco aconsejables para hacerlo. Y nunca, ni a mí ni a nadie, oí quejarse de las notas que pudieran escaparse através de las vidrieras del Richmond, del Bar Oviedo, de La Perla, del Argos o del Bar de la U. Tampoco del Cao, del Nostalgia ni del Vesubio, ni, por supuesto, tampoco de EL FARO. He trasnochado por algunas calles donde ver una ochava iluminada e intuir el rasgueo de una guitarra o el rezongo de un fuelle te hacía olvidar la oscuridad, la basura, la miseria e incluso el miedo que respirabas. Después de atravesar monstruosos “kingkonescos viaductos”, aceras levantadas donde los pibes cartoneros jugaban al fútbol de madrugada con una pelota hecha de bolsas de plástico mientras esperan el camión que se los llevará mezclados con la basura, sucios edificios abandonados por una crisis crónica, después de ser agredido por bondis que dejan su reguero de fuel y decibelios... llegabas a “lo del Chino”, o a la trasera del C.C.Sur desde Barracas o a otros muchos lugares desconocidos y veías el retrato de Gardel sonriendo, manteniendo el tipo en medio de una ciudad que se desangra.
Pues bien, al parecer, lo que ahora molesta, lo que chirria, lo que contamina no es que desde hace décadas cada administración haga buena a la anterior, no es que los chicos de diez años estén de madrugada en la calle en vez de estar velando “sus delantales de aprender”, no es que los hierros al aire de esos viaductos eternamente inconclusos se oxiden dando a la ciudad aspecto de Mad Max, no es que en el subte no puedas hablar con tu compañero de asiento por el ruido de unos vagones con más años y menos cuidados que la confiteria EL MOLINO. No, no, lo que molesta, lo que hay que prohibir, lo que va en contra del bien común es que un grupo de gente, de barrio, de tango, se reunan en un local para olvidar las desgracias que les ha tocado vivir coreando a Manzi, a Cadícamo, a Expósito, a Blázquez o a Canet. Eso siempre y cuando los colectivos que por allí pasan no ahoguen la voz del cantor. Ni aunque los que cantaran fueran los mismísimos IRON MAIDEN harían más ruido que los autobuses que mantiene en servicio el mismo que quiere apagar EL FARO. Ni eso nos dejan, ni disfrutar en compañía la tristeza, la asunción de la fatalidad que ellos mismos nos provocan.

Vamos de cabeza hacia la cultura aséptica,oficial, de celofán, que no huela, que no se note, que no transpase, que no nos emocione. Todo por nuestro bien. Me recuerda a un irónico cuento de Angel Palomino en el que no se puede conceder al condenado a muerte su último deseo, fumarse un cigarrillo, porque eso era malo para su salud. En un país con una fractura abierta en la cabeza se quiere curar con penicilina las rozaduras de los zapatos. Después se fotografían compungidos delante de la negra mortaja de Juárez.
Perdonad amigos, perdona Cucuza, perdón Hugo si me he mostrado algo agrio, pero a mí estas cosas “me ponen los huevos al plato”.
GAVION.

16 de junio de 2010

SOCIALISMO Y GALLINAS



He tenido ocasión de visitar estos días, por razones profesionales, unas granjas de gallinas ponedoras. Son unas instalaciones de las más modernas de Europa y tienen una organización admirable, imprescindible cuando se manejan las gallinas de 120.000 en 120.000 y los huevos de 100.000 en 100.000, todo automatizado y sometido a controles continuos.
Las gallinas tienen la vida organizada y controlada desde que nacen hasta que son ¡ay! enviadas al matadero.
Sus necesidades vitales están tasadas y se les suministran los medios para satisfacerlas sin excesos pero tampoco sin defectos. Luz, aire, temperatura, comida, agua, espacio, nidales, vacunas, higiene, todo está pensado para que las gallinas vivan sin estrés durante su vida útil. Nadie mide lo que come cada una ni los huevos que pone individualmente. Una gallina podría pasarse su vida sin poner un solo huevo y nadie se daría cuenta.
“¡Qué metáfora -pensé yo- del ideal socialista!” Como bien establece el principio popularizado por Karl Marx (y enunciado por primera vez parece que por Louis Blanc) en la granja se da a cada gallina según su necesidad y se obtiene de ella según su capacidad (de poner huevos), sin que nadie proteste o se queje.
Ellas no viven del fruto de su esfuerzo. Sus huevos son entregados íntegramente al granjero. Pero a cambio obtienen gratuitamente todo lo que es necesario para ellas. Es una sociedad perfecta. Un grupo de seres superiores piensa por ellas y les da una existencia confortable, mientras que ellas solamente tienen que preocuparse por disfrutar de los bienes a su alcance y poner los huevos que buenamente puedan, sin que su mayor o menor rendimiento redunde para bien o para mal en su calidad de vida.
Como bien dice mi padre (él me asegura que la cita es de Churchill, pero me temo que no puedo asegurarlo) del socialismo, “Sistema correcto. Especie equivocada“.
Así que, ahora, cada vez que oigo a los políticos declarar su interés en ofrecer al ciudadano más y más servicios sociales (a cambio de más y más impuestos, claro está), hablar de su preocupación por nuestra salud y felicidad y pontificar sobre las bondades del estado de bienestar, qué quieren que les diga… me dan ganas de cacarear.

3 de junio de 2010

GEOGRAFIA TANGUERA XXXII- Y ahora, Rubén ¿Qué tango hay que cantar?



Por motivos profesionales me encuentro en Dusseldorf. El día es espléndido, soleado y tibio. Desde la ventana de mi hotel veo las barcas pasar por el Rhin ajenas, como yo, a mi correo. Al abrirlo me encuentro con tres cartas de amigos argentinos. En todas me dan la noticia, "Gavión, Rubén Juárez ha muerto" y en todas, según metáfora creada por mi compañero milonguero Gurri, se les nota apagada el alma a mis amigos tangueros. El sol no deja de lucir y salgo a tomar un codillo y unas cervezas en memoria del "negro", con las orejas llenas de el último disco suyo que compré.

Hay muchas y muy buenas biografías de Juárez en la red. Yo no voy a hacer aquí una porque no es ese el propósito de esta atípica entrada. Esta entrada es sólo un agradecimiento a un artista, no una glosa de sus méritos.

Rubén Juárez es una de esas bombillas en el cartel luminoso del Tango que, una vez fundida, no tiene repuesto. No era el mejor bandoneonista, no era el mejor compositor, no era el mejor cantor, pero era el mejor.

Cinco veces, cinco, tuve la ocasión de disfrutar en directo del negro Juárez, y me acuerdo de todas como si las estuviera viviendo, si, viviendo, ahora mismo. Una vez estuve hablando con él, y me pareció fantástico que un tipo que compartió con Troilo, con Grela, con Garello y con mil personajes más, fuera tan accesible.

La primera vez que tuve consciencia de ver y oir a Juárez fué por error. Me acababa de comprar un VHS de la película Tango Bar esperando ver a Gardel tanguear "Por una cabeza" y en su lugar me tropecé con Rubén Juárez llorando "¿Qué tango hay que cantar?". Una película de triste melancolía, de asunción de la fatalidad en el periodo posdictadura de los setenta. Con una Valeria Lynch espectacularmente ochentona y un Juárez pletórico rodeado de bandoneones blancos y extras vestidos como si fueran a cenar a la mesa del capitán de Vacaciones en el mar (The love boat). La última vez que lo vi en directo fué el año pasado en el Torcuato Tasso, acompañado del piano de Zárate y de la guitarra de Teixidó. Ya algo tocado y con su Café Homero cerrado. Daba igual. En alguna ocasión he comentado que no importaba qué o cómo lo hacía. Era único, y sus seguidores, sus "barras bravas" lo sabían y se lo agradecían.

Me contaba el dueño del Bar El Faro que hace un par de años le invitaron a un viernes tanguero de los que allí tienen.Acabó el espectáculo y quiso seguir con los amigos, hasta la madrugada, y más allá. Llegaron los cafeligrese a quitarse las legañas con el desayuno y se lo encontraron tocando su bandoneón. "Escuchá flaco, hoy las mediaslunas llevan suplemento, que no siempre se desayuna uno oyendolo al "negro"". Esa es la idea que tengo yo de Juárez de lo poco que lo conocí. Puede que no tenga razón, o puede que sí.

Los fuelles rezongan: "¡Juárez ha muerto!" y ya no quedan bandoneones blancos, todos están de luto.



GAVION

18 de mayo de 2010

GEOGRAFIA TANGUERA XXXI- Tango en El Faro

Recien regreso de Buenos Aires y me siento delante del dentudo ordenador antes de que
el sueño se cobre lo que le debo y transforme la inmediatez de los datos en aroma de recuerdo.
Esta es una entrada atípica porque es un humilde reconocimiento a un lugar muy particular.
El lugar del que quiero hablar es el bar El Faro. Lejos, muy lejos de la parte del sudoku urbano bonaerense por la que se mueve el visitante. No se si en Agronomía, en Parque Chas o en Villa Pueyrredón, pero lo suficientemente lejos como para que a mi acompañante se le empezara a desencajar la cara dudando del taxista que hasta allí nos llevó. Pero ya hace algún tiempo que yo quería conocerlo y esta fue la ocasión.

El bar El Faro es un bar en ochava, como casi todos los de allí, y donde ningún elemento se cambia mientras siga funcionando, también como casi todos los de allí. Y en ese bar el cantor Hernán Cucuza perpetra un espectáculo llamado “el tango vuelve al barrio”. A ese barrio, no se sabe cuál, pero muy, muy lejano, en La Pampa con Av. Constituyentes, nos acercamos.
Bien elegido el nombre del espectáculo porque es verdad lo del tango y lo del barrio, aunque visto lo visto también podía decirse que es el barrio el que vuelve al tango.

Hernán “Cucuza” Castiello es un buen cantor al que yo conocía por una versión de un tema de Acho Estol en su disco Buenosaurios. Eso sería suficiente, pero es que además parece ser un excelente tipo. Con un cartel consolidado en Buenos Aires se ha convertido en guía, faro y de alguna manera mecenas de una generación de músicos que parecen sentir devoción por él. Puedo testificar que lo adoran. Y no voy a hablar más de él porque lo conozco poco, apenas unas horas, pero eso, Cucuza, lo arreglaremos el próximo viaje.
El espectáculo lo conduce él, pero casi es de creación colectiva. Todos quieren participar, todos sus amigos y también todo el público. Público, además, de barrio. De los que se aprendieron las letras de los temas de siempre de purretes, mientras su vieja planchaba la ropa escuchando Radio Belgrano.

Algunas veces, pocas, encuentras atmósferas como esta. Yo recuerdo algún trasnoche milonguero en el festival de granada co Zárate, Aníbal Arias y Guillermo Fernández. O alguna madrugada en el Bar de Roberto, al que hace unos años que no voy. O una larga velada en el Café Homero con Juárez rodeado de sus “barras bravas”. Momentos especiales en los que no sabes si el tango te entra al cerebro o te sale del cerebro por las goteras del cráneo.

Cucuza tiene un guitarrista, grande Moscato Luna, que aparenta ser el mismísimo diablo y puede que no solo lo aparente y junto con otros amigos como Lucio Arce (Lucio, ya estoy digiriendo tu segundo CD), Hernan Lucero, Patricio Crom(del grupo “Malo conocido), la “polaca” Rozenwasser (del grupo-oxímoron “Vanguardia vieja”) , Margarita la contadora de cuentos de nuestra vecina mesa y otros muchos de los que allí estaban componen lo que alguien definió, parafraseando a De Caro, “Alta bohemia”.

El espectáculo es largo, pero nadie quiere que acabe porque todos son partícipes de él. Empezamos a las diez y media sin previo aviso (si obviamos la hora de retraso) y acabó a eso de las dos y media de la mañana. El público cantaba por la boca de Hernán y Hernán, sabedor de la magia del lugar, canta a veces a través del público al que saluda casi de uno en uno. Y nadie quiere nunca acabar. Nosotros, pobres y desorientados gallegos, éramos la nota discordante, pero por poco tiempo. Comimos, bebimos, nos reímos y nos emocionamos como algunos de esos tipos de Villa Urquiza que nos rodeaban. Y fuimos aceptados y adoptados por ese grupo tan pintoresco. A las dos y media acabó el espectáculo y comenzó la fiesta, a la que fuimos invitados con nocturnidad y criminal premeditación, pero nosotros somos muy facilotes y no sabemos decir que no a la cerveza fría. Se juntaron las mesas y empezó a aparecer gente de debajo de los adoquines que tocaban las guitarras o cantaban por pura diversión mientras el resto charlaban o le daban al semillón. Pasaban las horas y aquello no acababa nunca y cuando alguien flaqueaba otro ocupaba su lugar. Gente de todo rango cantaba mientras los innumerables taxis porteños marcaban el paso de las horas. Hasta apareció un curioso tipo que tocaba y cantaba tangos al estilo de los Gipsy Kings en un grupo con nombre de innegable sabor porteño, "los bandoleiros", e incluso yo me hubiera arrancado si la profundidad del Rio de La Plata no hubiera supuesto un peligro para mi integridad.

Una hora después de que los puestitos de prensa abrieran, cuando ya las noticias del diario del día quedan obsoletas, y tan solo media hora antes de que el sol le pusiera el punto a la i del Obelisco, decidimos apagar la fábrica. Como solo le dimos al botón de standby supongo que será fácil volver a hacerla funcionar.

En fin, siete u ocho horas de tango en grupo, pero de tango sin grupo. Se debieron tocar más de cien temas de todas las épocas y autores con la salvedad (imperdonable, Cucuza) de Eladia Blázquez. Y mi acompañante de este viaje, que jamás en su vida había oído un tango, se emocionaba con Contursi y se partía de risa con Martino. Y se volvió al hotel pidiendo más.
Gracias de corazón a este grupo que nos admitió, sobre todo porque no nos advirtió. Y un reconocimiento al aguante de los hospitalarios dueños de un local que no debe cambiar. Y no se preocupen, que si es por la audiencia de este blog, no lo hará.

GAVION





















6 de mayo de 2010

LITERATURA POPULAR VII. HUMOR GALLEGO.

Hemos tenido ocasión de pasar un fin de semana en Pontevedra porque una tía mía, monja, celebraba sus cincuenta años de profesión.
Aparte de pasarlo estupendamente (las monjas siempre son muy buenas anfitrionas), tuve ocasión de añadir una nueva imagen a mi colección de letreros curiosos. En realidad, es una pareja de letreros.

En una casa de Pontevedra:


Y en la casa de enfrente:

28 de marzo de 2010

GEOGRAFIA TANGUERA XXX-Grandes orquestas 2



Firpo, Greco, Canaro, Fresedo, De Caro, di Sarli,Piazzolla, Troilo, D'arienzo, Caló, Maderna, Pugliese, Francini, Pointier, De Angelis, Gobbi, Mores, Salgán... en el tango como en el cerdo, y justo lo contrario que en este gobierno, todo es bueno.













El pianista Di Sarli es continuador de esa linea bailable, amable, de orquesta milonguera que inició Fresedo. Con el peso de la función sobre la linea de violines y unos bandoneones algo retirados, y eso que contaba con excelentes fuelleros como Leopoldo Federico. El director creó un estilo propio que se llamó “sonido DiSarli”, en el que la orquesta iba tocando y el piano del maestro rellenaba huecos como dirigiendo no con la batuta, sino con las teclas del dentudo.
También en esta linea se encontraba la orquesta de De Angelis. Fué esta orquesta ejemplo de simpleza y popularidad. Estéticamente heredera de las Big Bands americanas en la posición de los instrumentos, en los atriles... y con un dúo de cantantes, Dante-Martel, sobre los que se apoyaba su éxito. Música fácil para demostrar lo difícil que es hacerlo bien, no como otros que demuestran día tras día los esfuerzos que les cuesta hacer las cosas mal. Esta orquesta era llamada “la calesita” lo que da una idea de lo cercana que la sentía el pueblo.


Otra línea más innovodora, más creativa, es la que abriera Julio de Caro. El continuador de esta linea es Osvaldo Pugliese. En diciembre de 1902 nace Osvaldo Pedro Pugliese en una familia aficionada a la música. Su padre era zapatero ( como el de las góticas) además de flautista, dos ocupaciones que siempre han ido de la mano. Sus hermanos violinistas y él, por incordiar, pianista. Con 15 añitos, cuando afortunadamente la escolarización no era obligatoria, se inicia profesionalmente en el Café de la chancha, así conocido por la mugre que atesoraba casi desde que Juan de Garay redescubriera aquellas tierras. Acompañó a Francisca Bernardo, la primera mujer( al menos eso dicen) bandoneonista de la que se tiene noticia en el tango. Se fogeó en orquestas de órdago, cuya sola enumeración produce vértigo. Firpo, Gobbi, Laurenz o Miguel Caló. Hasta que en 1939 forma su orquesta con claras raices decarianas. Fiel a sus ideas comunistas, la funda en forma de cooperativa de trabajo musical y muchos músicos de ideas parecidas se apuntan. Sin embargo, cuando con 19 años, y por tanto menor de edad, compone “Recuerdos” la inscribe a nombre de su padre, Adolfo el flautista zapatero, para proteger los capitalistas derechos intelectuales algo difusos para los menores.Poco a poco va creando su propio estilo. Un estilo musical basado en la fuerte acantuación, en un golpe sólido y viril en la armonía. Puede ser difícil entender lo que estoy escribiendo, pero es muy fácil comprenderlo oyendo su tema “La yumba”. Uno de esos hitos en la historia del tango que setenta años después de su composición sigue siendo ejemplo de modernidad. “Recuerdo” , “Negracha” o “Malandraca” son otros ejemplos de tangos que estarán a la derecha de Gardel en el infierno que nos espera. Pasan, además, por ser los verdaderos precursores del contrapunto y la síncope que cultivarán más adelante Piazzolla y Salgán. Pasaron las décadas, los 40' de oro, los 50'con su cambio de modelo, los 60' con el abandono tanguero, los infaustos 70's , los 80's en los que parecía que no había esperanza para el tango, y por fín los 90's con el inicio de la recuperación de la música popular. Y por todas ellas, con más o menos éxito, anduvo Pugliese llevando el tango incluso al Colon, templo de la música y el baile culto de la Ciudad de Buenos Aires. Hasta que en 1994 echó el cierre.

Este estilo tanguero lo transitó también, y lo llevó a sus más altas cotas la figura cumbre, a mi modo de ver, de la historia del tango, Astor Piazzolla. Ya se que este es un tema controvertido, algo parecido a la discusión del sexo de los ángeles , a si es mejor Elvis o Los Beatles o a si preferimos la tetolatría sajona a la culolatría latina. Pero el tiempo lo pone todo en su lugar, y después del terremoto que supuso la revolución Piazzolliana empieza a aceptarse como un hecho la superioridad de su obra. Y esa aceptación es mucho mayor, yo diría que total, entre los profesionales del tango. No voy a contar nada de Piazzolla ahora, porque tengo otra entrada a medio acabar sobre el genio y amenazo con publicarla próximamente. Pugliese que comentaba que Piazzolla tenía que bajar el listón porque les obligaba a todos los demás a estudiar.

Piazzolla comenzó su carrera seria en la orquesta del bandoneonista Anibal Troilo “Pichuco”. El Gordo, como tambien se la llamaba, es todo un icono en la historia del tango. Con 10 años convence a su madre de que le compre un bandoneón. Podrían ser los 140 pesos mejor invertidos de la historia si no fuera porque el comerciante que se lo vendió murió al cuarto plazo de diez pesos mensuales, y sus deudos no le reclamaron el resto del instrumento que lo acompañó hasta que un 18 de mayo de 1975 “se le cayó de las manos”. Este es otro que a los doce años integraba una orquesta de señoritas (¡qué empeño!) que tuvo que abandonar poco después por razones capilarmente obvias.Después de un clásico periodo de aprendizaje en otras orquestas, el primero de julio de 1937 presenta conjunto propio en el “Marabú” bonaerense. Troilo,”el bandoneón mayor de Buenos Aires” formó una orquesta a medio camino entre las dos corrientes anteriores. Se rodeó de grandes músicos y, sobre todo, de excelentes cantantes. Castillo, Rivero, Fiorentino o Goyeneche prestaron sus personales gargantas a esta orquesta. Era una orquesta elegante, sin estridencias pero con guiños al tango algo más elaborado. Pichuco era, además, un excelente compositor y musicó letras de los más grandes poetas del tango. “Sur”, “la última curda” o “garúa” son tangos de una fuerte carga emocional que precisaban de un músico fuera de lo normal para no desmerecer. La predilección del Troilo por sus cantores está fuera de toda duda. Siempre buscó voces con personalidad y es famosa la forma su teoría de que un cantante de tangos debía contar tangos, que para cantarlos ya estaba la orquesta. El cariño y respeto que sentía por sus cantantes distaba mucho del desprecio de otros directores para los que los vocalistas eran un mal necesario. Otro puntal de la orquesta de Troilo era el piano del maestro Orlando Goñi. Goñi se convierte en la antítesis del piano hasta ese momento y su renovación es comúnmente aceptada como el inicio del piano moderno en el tango , un piano que abandona el ritmo para centrarse en conducir la armonía. Todos sus pianistas eran excelentes y triunfaron posteriormente con grupos propios, Goñi, Basso, Colángeno... Troilo, Pichuco, el gordo, el zurdo... muchas formas de llamar a un músico irrepetible con fama, parece que cierta, de hombre bonachón y tranquilo. A mí siempre me ha caido bien Pichuco, un tío que compone para Manzi, para Cátulo Castillo, para Cadícamo o para Jose María Contursi no puede caer mal a ningún tanguero de bien, pero es que además me recuerda a mi suegro, y eso, lejos de lo que parecería normal, me resulta simpático.También cultivo el teatro y, sobre todo, el cine, con folletines malos que el no escribía pero que su presencia dignificaba. “Los tres berretines” (tango, turf y futbol), “Mi noche triste”, y sobre todo “El tango vuelve a París” con una interpretación de Alberto Castillo del tango “Ninguna” que debería exponerse en el Louvre, son algunas de las pelis en las que actuó la orquesta. Sus discusiones con Piazzolla en la época en que Astor se encargaba de los arreglos orquestales acabaron con la separación de dos genios, pero Troilo era el primero en saber que si Piazzolla quería convulsionar el tango debía volar solo. La gratitud y la admiración que se tenían mutuamente se vió reflejada en unos temas que grabaron a dúo muchos años después así como en el detalle de que la viuda de Troilo, Lita, regaló a Astor el bandoneón de su marido cuando este murió.





Aún podíamos hablar de otra corriente dentro de las orquestaciones de los cuarente y cincuenta. Es la linea que abrió Canaro, y cuyo principal continuador es Mariano Mores.Mores es, porque aún vive, un tío listo, buen músico y que se sabe sacar provecho, en fin, todo espectáculo. En 1937 , por mediación de Sciamarella para quien compuso “Amor, dinero y salud” (increíble ¿verdad?) conoce a Ivo Pelay, y este lo enchufa en la orquesta, bueno, en una de ellas, de Francisco Canaro, con quien comparte la visión del negocio. Con la lección bien aprendida forma orquesta propia. Mores, compositor de temas como Uno, Gricel o Cafetín de Buenos Aires, eleva el número de componentes de la orquesta y le añade instrumentos y timbres nuevos dentro de un concepto de orquesta espectáculo con luces, bailarines y todo lo que haga del tango un show con él de maestro de ceremonias.Si alguien de mis lectores ha tenido la ocasión de ver el montaje del espectáculo “Tanguera” entenderá de lo que hablo. Compuso sus mejores temas con letras de Jose María Contursi(“Cristal”, “Gricel”, o “En esta tarde gris”) y de Discépolo (“Cafetín de Buenos Aires” o “Uno”). Discépolo decía de él:”Pibe, a partir de ahora ya no escribo mis músicas, para eso estás vos”.Yo tuve la suerte de ver junto con mi viejo un espectáculo inaugural del festival mundial de hace unos años en la bonaerense rosaleda de Palermo y puedo decir que esto era así. Espectáculo puro y eso que el maestro empezaba a estar algo momificado. Y no me extraña, teniendo en cuenta que empezó con su orquesta, la “Orquesta lírica popular” a finales de los cuarenta, aunque por su excesiva simpatía peronista fué castigado en algunas ocasiones.
A mediados de los 50' se agota el modelo y aunque no desaparecen las orquestas estas reducen mucho el número de musicantes. Horacio Salgán o Piazzolla mantienen orquestas antes de entrar en las oscuras décadas de los 60'y 70', pero ya no será lo mismo. La suerte de las grandes orquestas estaba echada y, aunque actualmente hay un resurgimiento de orquestas de corte clásico e incluso de cantantes con orquesta como en los últimos trabajos de Guillermo Fernández o de Ariel Ardit, la época de oro terminó junto con ellas.
Ahora una reseña que le debo a una cantante de la que ya he hablado alguna vez: Cecilia Bonardi, a quien tuve la ocasión de volver a oir en el festival de tango de Torrejón de Ardoz. Me recriminó, amistosamente, que me metiera con la interpretación de un par de temas que cantó en el pasado festival de Granada. Oido, pero los otros ocho o diez los alabé, como también lo hago con la actuación de Torrejón. En cualquier caso, Cecilia, nos vemos el mes que viene en Buenos Aires como ya quedamos el otro día.
Un abrazo a mis incondicionales. GAVION.