No sé si han visto ustedes un bonito e impactante anuncio de la Dirección General de Tráfico- Ministerio del Interior- Gobierno de España que, al son de una preciosa versión de “Amazing grace”, ese famoso himno protestante, nos anuncia que habrá un día en que los accidentes serán cosa del pasado y en el que nos preguntaremos por qué necesitábamos radares y alcoholímetros y por qué no sabíamos convivir y respetar la vida.
Precioso.
Si no fuera porque es un magnífico ejemplo de la terrorífica ideología de la “tabla rasa” que impera hoy día y que, resumidamente, sostiene que todos somos iguales y que, si no nos comportamos como debemos es porque somos seres estúpidos, incapaces de decidir qué es lo que nos conviene y que necesitamos la tutela de alguien o algo (preferentemente, el Estado protector) que nos diga qué tenemos que hacer, adoctrinándonos desde la infancia. Y que mientras no aprendemos (a algunos ya se les da por perdidos) hay que prohibirnos tomar nuestras propias decisiones porque ¡podemos elegir lo que no nos conviene!
Adiós, aptitudes innatas; adiós, variabilidad genética; adiós, libertad.
Claro, nadie explica por qué los adoctrinadores, ¡oh, maravilla!, saben perfectamente qué es lo que conviene a todos los demás
2 comentarios:
Nadie lo explica porque es inexplicable (racionalmente hablando) y porque es perfectamente explicable (políticamente hablando).
Un saludo.
A lo mejor cuando a uno lo elige "el pueblo" se convierte en omnisciente. No lo sé, nunca he ganado unas elecciones...
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