12 de febrero de 2008

GEOGRAFIA TANGUERA VIII- TANGOS Y TUNGOS

Despues del amor en todas sus vertientes (correspondido, traicionado, filial, roto, platónico, imposible, pasional, generoso, desgarrado, inalcanzable, comprado, vendido, traicionado, paternal...) no hay otro tema que haya dado tanto de sí en la cultura tanguera, ya sea en poemas, canciones, sainetes y en general en la forma de ser y filosofar como el TURF. Esto es, el mundo relacionado con las carreras de caballos (burros, tungos, pingos...) y las apuestas, berretines o metejones .

Desde el principio del hombre, la relación con el caballo ha sido una constante. Los caballos ejercían en los guereros una influencia en muchos casos superior a la lógica. Alejandro Magno cruzó el Himalaya y en las orillas del rio Hidaspes, a lomos de su caballo Bucéfalo, venció al rey Poro. Pero en esas murió Bucéfalo, y aunque el macedonio quería seguir, sus soldados se negaron al verse sin la protección del equino y se tuvo que volver. Ricardo III, del que reconozco no conocer nada más que lo que nos ha contado Shakespeare, gritaba "¡un caballo, un caballo!¡ mi reino por un caballo! ". Y no hablemos de Babieca, a quien me temo que Rodrigo Diaz de Vivar tenía más aprecio que a la propia Doña Urraca. Y.. ¿qué decir del caballo de Espartero?.

En fin, volvamos al tema. Siendo la Argentina un pais, en origen, fundamentalmente agroganadero, la condición ecuestre del gaucho ocupa un lugar privilegiado en el imaginario colectivo. No había mayor desgracia para el gaucho que andar o estar a pie. Todos estos ritos camperos que jalonan la poesía payadoresca de finales del ochocientos y principios del novecientos, se urbanizan en los hipódromos a partir de los años veinte, y alli acudían argentinos de clase media y alta en busca de espectáculo y apuestas. El Jockey Club pasó a ser una exclusiva e influyente sociedad.



Durante los años 40 y 50, tango, turf, boxeo, automovilismo y en menor grado fútbol, fueron las pasiones populares de los porteños, y en todas ellas se apostaba. Antúnez o Leguisamo, Fangio o Gálvez, Gatica o Prada, Botafogo o Yatasto... eran motivo de discusiones en los boliches, o entre la muchedumbre que acudía al barrio de Belgrano (donde estaban la mayoría de los studs o cuadras) con la "verde" o cartilla de apuestas del día a ver si les caía algún "dato" o chivatazo.

Tango y turf mantuvieron una fidelidad mutua, los hipódromos se llenaron de artistas tangueros y la música rioplatense se enriqueció con temas y vocabulario burrero.Los hipódromos de San Isidro y Palermo en Buenos Aires, el de La Plata o el de Maroñas en Montevideo rozaban en algunos "nacionales" los 100.000 espectadores. La mayoría de ellos salían "secos" de las ventanillas de apuestas, pero si te sonreía la suete, te podía tocar algún "mandoble".



Los tangos recorren toda la tipología burrera. En "Leguisamo sólo" se relata el fervor que levantaba el "jockey argentino nacido en la República Oriental"(como se le llama al Uruguay) tanto en la tribuna oficial como en la "popular":

"Alzan las cintas...parten los tungos como saetas al viento veloz
detrás va "el pulpo", alta la testa, la mano experta y el ojo avizor
........
y "el pulpo" cruza el disco final."


Tambien los simples aficionados como en "Tardecitas estuderas", donde en poco menos de una estrofa se da una lección de anatomía equina que ya la quisiera para sí el alumnado de la facultad de veterinaria:

"ajustales el vendaje, no les mezquinés la cama
untale bien el masaje, ancas, paleta y riñon
y si andan de manos tiernas, cuidao con la sobrecaña
las cuerdas por donde cañan ranilla, vaso y garrón"


Pasando por los aficionados a las apuestas :

"Maldito seas, Palermo, me tenés seco y enfermo,
malvestido y sin morfar
porque el vento los domingos me patino con los pingos

en el hache nacional"


Algunos de estos tipos hacen declaraciones de principios inamovibles , como en "Soy una fiera", donde el protagonista se retrata del siguiente modo:

"Los domingos me levanto de apoliyar mal dormido
que a veces hasta me olvido de morfar por las carreras
me calzo los embrocantes, mi correspondiente habano
y me pillo un automóvil para llegar bien temprano
Carreras, guitarras, naipes, quinielas y cabaret
son el berretín mas grande que mientras viva tendré"

Como ven, todo un proyecto de vida.


Tambien se habla de las nefastas consecuencias de estar demasiado "metido" como en "Por culpa del escolaso" :

"Empeñé el zarzo y el bobo, refundí hasta la amarroca

del centro me fuí a la Boca a vivir en un altillo
no faltó pa completar aquella cancha barrosa
cuando una mina rasposa que mi bulín compartía
se las tomara un buen día al ver fulera la cosa"

Hay incluso tangos humorísticos como "Milonga burrera" donde el propietario del pingo gana el nacional gracias a presentar un caballo tan espantoso que provoca el pánico entre los demás participantes, y, "llegó tres dias más tarde, pero ganó el nacional". Y eso que había que "relojearlo" (tomarle el tiempo en los entrenos) con un almanaque.


Gardel, siempre se vuelve a Gardel como Eladia Blázquez volvía a Buenos Aires de la mano de Piazzolla, fue, si no el primero, el que con más entusiasmo entró a cantarle a su gran afición. Solo una muestra: Bajo Belgrano, Polvorín, Leguisamo solo, La Catredral, Preparate p´al domingo, Palermo...No utilizaré el manido recurso de hablar, más que de pasada, de la afición de Gardel a los caballos, de su cuadra (con Guitarrista, Theresa, Mocoroa y su favorito, Lunático), de su amistad con Leguisamo "el pulpo", ni de su gusto por las apuestas, que le llevaba a no querer enterarse de los resultados de la velada para poder apostar con sus amigos en Nueva York días despues de haber acabado las carreras. Solamente haré mención de un momento irrepetible en la historia del tango cinematográfico. Gardel era un actor más bien mediocre, y eso siendo generoso, y sus películas unos culebrones insufribles. Pero cuando dejaba de actuar y se ponía a cantar, la película entraba en otra dimensión (y eso que es complicado sobreponerse a esas ropas gauchescas que a veces le hacían vestir, muy en la línea de Rodolfo Valentino). La infumable película "Tango Bar" empieza con unas imágenes del personaje interpretado por Gardel que, arruinado por sus constantes berretines, debe abandonar la Argentina para buscar fortuna en Europa. (Curiosamente acaba en Barcelona, donde gracias a que el tripartito aún no gobernaba, no le obligaron a cantar en catalán, que todo se andará). Por supuesto el personaje arruinado viste esmoquin de tintorería y viaja en primera clase del trasatlántico. Asomado a la barandilla y a punto de zarpar, canta el tango "Por una cabeza" como nadie ha sido capaz de hacerlo en los 73 años que han pasado desde entonces. Con la esperanza de ver algo igual en algún momento de la película, te tragas el folletín y hasta le perdonas la Jota Aragonesa que les endosa a los pobres gallegos que regresaban a su pais. Como si el viajar en tercera clase no fuese suficiente suplicio.


Con respecto a las letras, los tangos turferos precisan de cierta imaginación y de un diccionario lunfardo para entenderlos. Términos ingleses o derivados de la lengua de la Pérfida Albión se mezclan con palabros lunfardos o simplemente desconocidos, lo que hace muy entretenido el juego de la interpretación.


Con respecto al ritmo musical, no es tanto el tango como la milonga el comunmente usado. En la mayoría de los casos es la milonga, un ritmo rescatado del campo por la música urbana (si a alguien le interesa le recomiendo oir la milonga "abran cancha" de Mastra para ver la evolución de este ritmo), mucho más acorde con la cadencia trotera de los pingos. Algo parecido a lo que le pasa a las polkas austrohúngaras. Pero también los hay en ritmo de tango e incluso, aunque pocos, en tiempo de vals criollo.

He dejado para el final otro enfoque del tango burrero, y es el metafórico. Esto es, la asimilación del comportamiento de los pingos para explicar el comportamiento humano. El tango "Por una cabeza" es un ejemplo claro, pero el que más me gusta a mí es "Canchero", de Celedonio Flores con música de De Bassi. Relata este tango como, de vuelta de la vida, cansado de tanto bacán amurado por su percanta, y ante los espamentos de la mina, el tipo le bate a su rea que lo que él quiere es una compañera sin cuentos:

" yo no quiero amor de besos, yo quiero amor de amistad"

dejando realmente clara la relación entre ellos batiendole en perfecta jerga burrera:

"Para el recor de mi vida sos una fácil carrera
que yo me animo a ganarla sin emoción ni final
Te lo bato pa que entiendas en esta jerga burrera
que vos sos una potranca para una penca cuadrera
y yo, che vieja, ya he sido relojeao p´al nacional"


Y ahora para continuar con el exitoso concurso "el gardelín de oro", ahí va otro interesante reto. En el capítulo VI del cada vez mas difícil de encontrar libro de la propietaria del blog se lee el encabezamiento de un tango del que ya he hablado, pero del que no he dado pistas precisamente para que los lectores las busquen:

"Maldito seas Palermo

me tenés seco y enfermo
mal vestido y sin morfar..."



Vamos, ánimo, que el pincho de tortilla, en una increible mejora cualitativa, será en Jose Luis, en el Paseo de la Habana.

Un abrazo a los que hayan llegado hasta aquí.


GAVION .

1 comentario:

Anónimo dijo...

Palermo.
Letra de Juan Villalba y Hermido Braga.
Música de Enrique Delfino.
Aunque me haya equivocado, no me dejarás sin una paellita ¿verdad?