17 de febrero de 2008

Y AHORA A VUELTAS CON LA EUTANASIA


Ya he expresado mi opinión sobre cuándo empieza el derecho a la vida y por qué.
Dado que el argumento que utilizaba estaba basado en la dotación cromosómica y en la cualidad de “individuo”, no es de extrañar que considere que el derecho a la vida (o, mejor, el derecho a no ser agredido) termina con ésta.
Claro que hay una diferencia fundamental entre un embrión y un enfermo terminal o un discapcitado físico severo y es que, mientras el primero nunca ha sido capaz de expresar su voluntad respecto a su vida, el segundo sí que ha podido decir qué quiere que hagan con él es esa situación.
En las más famosas películas (Mar Adentro, Million Dollar Baby), de lo que se trata es de un enfermo desahuciado o incapaz de moverse pero perfectamente consciente que pide a algún alma caritativa (es un decir) que acabe con sus sufrimientos. ¿Qué quieren que les diga? dejando aparte que debería haber un procedimiento que permita demostrar sin asomo de duda que el susodicho lo ha pedido en pleno uso de sus facultades mentales, para evitar que los herederos con prisa vayan acortando la vida de sus seres queridos con la excusa de “él me lo pidió”, pues no creo que nadie pueda ser acusado de agredir a alguien cuando hace lo que este quiere.
Por ejemplo, cuando alguien le corta la pilila a un hombre, en general se considera una agresión, salvo que lo pague la Junta de Andalucía, y entonces se considera una “operación de cambio de sexo”.

Pero, claro, lo que me parece una barbaridad sin paliativos es que alguien decida matar a una persona que no ha manifestado ningún deseo de que se lo hagan en ninguna circunstancia. Y especialmente cuando esa persona no está ni remotamente desahuciada.
Porque también creo que, en caso de que alguien no haya manifestado voluntad en ningún sentido (incluso por incapacidad congénita) se dé por supuesto que quiere seguir vivo.
Esa es la parte fundamental de la disquisición porque hay muchísimos más matices y discusiones (¿es agresión retirar medios artificiales que mantienen con vida? ¿pueden los herederos hablar en nombre de quien no puede o ha podido hacerlo? ¿la sonda de alimentación es un medio artificial de mantenimiento de la vida? ) como para que quepan en una entrada de blog.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que es diferente "que alguien decida matar" a "que alguien decida que fulanito no siga viviendo".
Puede que el enfermo no esté desauciado, y que viva muchos, muchos años, ...pero ¡qué sufrimiento tan grande para todos los que le rodean!; llega un momento que ese "vegetal", puede quitarle la vida a alguien que podía haber decidido otro final.

Adolfo Conesa dijo...

Creo en el derecho a decidir sobre tu propia vida, debiendo quedar registrado de forma inequívoca en qué condiciones preferirias perderla.

Considero solidario no prolongar la vida propia cuando no eres capaz de conseguir ser autónomo (por medios propios o con ayuda) y condicionas gravemente la calidad de vida de tus seres queridos. Aunque no es fácil saber la influencia que tendrá tu desaparición sobre la calidad de vida de ellos (sería bueno saberlo).

Es un tema muy interesante que hoy en día se plantea, con la prolongación de la duración de la vida conseguida por la ciencia -sin antecedentes en otro momento de la historia-, y que no se polemiza profundamente con él porque queremos vivir de espaldas a la muerte, sin asumirla como etapa a integrar en nuestro esquema vital.

Saludos.