14 de febrero de 2009

CUANDO SALÍ DE CUBA.


Coincidiendo con el 50 aniversario de la revolución cubana, y porque tenía interés en el asunto, he leído estos días “La pasión según Carmela” de Marcos Aguinis.
Este libro cuenta una historia de amor entre un economista argentino y una médico cubana que se conocen en Sierra Maestra cuando ambos están de guerrilleros luchando contra Batista.
Los protagonistas adquieren cierta relevancia en el escalafón de la revolución y ocupan puestos importantes en la flamante administración revolucionaria. Por el libro circulan personajes ficticios y reales, pero no en planos distintos (como ocurre, por ejemplo, en los episodios nacionales de Galdós, que es historia novelada y los personajes son testigos de la historia, pero no protagonistas de ella, sino de su propia vida), sino mezclados. Por ejemplo, el argentino protagonista es amigo de la infancia del Che y le pide favores, o ella colabora con Camilo Cienfuegos, o se supone que Gabriel Garcia Márquez habla con Fidel de ellos. Reconozco que es un recurso literario que no me gusta.
La historia cuenta desde sus inicios como guerrilleros hasta que logran huir de Cuba una vez han caído en desgracia dentro del régimen.
Debo decir que me ha decepcionado el libro. Sí, es entretenido; sí, se lee a gusto pero resulta un poco previsible, no cuenta nada realmente nuevo sobre la revolución cubana y los personajes se quedan un poco huecos (¿por qué demonios una niña bien se echa al monte casi de la noche a la mañana? ¿que hay de la trayectoria intelectual del economista?). Además, el estilo narrativo es un poco incoherente. Hay partes escritas en primera y en tercera persona, pero sin un criterio claro.
En la recomendación del libro se hablaba de Aguinis como candidato al Nobel de literatura, pero no me ha parecido un escritor especialmente brillante u original (aunque reconozco que no he leído a esos escritores rebuscados a los que premian últimamente). Y abusa del verbo “transpirar”.
En fin, es probable que su originalidad resida precisamente en ser un libro anticastrista en un mundo intelectualmente cien por cien procastrista. De hecho casi pide perdón por serlo. Es como si dijera: “la revolución fue una buena idea, pero a Fidel se le han ido las cosas de las manos, no se rodeó de la gente adecuada, se echo en brazos de los rusos, las cosas hubieran ido mucho mejor si se hubiera dado más cancha a los revolucionarios honrados que lucharon en Sierra Maestra”. Un poco ingenuo, la verdad, que a estas alturas aún haya quien piense que las revoluciones de cualquier signo y el marxismo en particular puedan tener finales felices. Cuando alguien alcanza el poder siempre acaba ejerciéndolo. Y cuanto más poder tenga, más abusará de él.
Pero siempre es bueno que se escriban libros contra los regímenes totalitarios y este puede tener bastante repercusión porque su autor es muy conocido y el libro muy ligero de leer. En ese sentido es un paso importante.
Aunque si quieren un buen alegato contra el comunismo, les recomiendo mucho más “Los que vivimos” de Ayn Rand, del que ya hablé en su momento. Y como retrato de una tiranía también es mejor “La maravillosa vida breve de Óscar Wao”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mi Marcos Aguinis nunca me gustó, me parece un escritor advenedizo y trepador, no me exraña que no te haya gustado a vos tampoco Juan Luis, y coincido con lo que comentas,
margarita la cuentacuentos