Ya he come

Bueno, cuento esto porque a mi lado había una mesa con tres tipos griegos ya de avanzada edad hablando en ese complicado idioma en el que “pota” es bebida, “metáfora” es traslado y “polémica” es guerra(bien pensado no parace tan ajeno). Hablaban y yo no entendía ni papa y de repente pasó por delante de nuestras mesas un músico callejero de esos que van ganandose sus dracmas por las terrazas de la Plaka. Llevaba un acordeón que parecía haber conocido a Pericles, y uno de los cosos griegos le llamó y le dijo algo. El músico armó su acordeón y comenzó a sonar “Caminito”. Casi en las antípodas porteñas había un tipo de esos que en vez de buenas tardes dice “calispera” cantando a Filiberto. Y el caso es que lo hacía mejor que los turistas brasileños y chilenos que día a día lo asesinan en el Tortoni. “Tengo que volver al tajo” me dije “si alguien lanza manteca tanguera al techo debo ser yo, no un émulo de Onassis sin Jacky ni esparadrapos en los párpados.”
Dando respuesta a algunos amigos que van a aprovechar estas vacaciones para turistear por Buenos Aires, voy a hacer una corta relación de lugares tangueros que me gustan y que frecuento cuando me paseo por allí. Voy a hablar sólo de lugares de tango, que no me parece de buen gusto hablar de otros vicios. Intentaré ser escueto, cinco o seis lugares y un par de vectores para cada uno, esperando que si alguien visita alguno de ellos lo comente en esta entrada.
Empezaré por mi buque insignia que es el TORCUATO TASSO, en la calle Defensa con el Parque de
Lezama. Ya he hablado otras veces de él, le dediqué una entrada entera, y sigo pensando que no hay en Buenos Aires un local con la calidad y cantidad musical de este. Hay algunos locales con actuaciones puntuales excelentes, pero el Torcuato es una garantía más de 300 días al año. Peca de impuntual, pero eso es un clásico bonaerense aplicable a todo garito que se precie. Como en casi todos los sitios se puede comer durante las actuaciones, y si la mesa no se llena las camareras la completarán con amables viejecitas que cuentan historias de Di Sarli o Fresedo al tiempo que se ríen de tu acento “gallego”.La comida ha empeorado algo y yo recomiendo llegar ya con un buen lomito en el estómago. Hay a 50 metros un par de locales donde hacen buena carne y la cerveza está fría.”El hipopótamo” y el “Bar británico” son dos lugares con mucho (demasiado) sabor donde aparte de cenar puedes encontrarte por los rincones la colilla que allí apagó Pugliese mientras componía “Negracha”.Ambos en las esquinas de Defensa con Brasil.

Otro lugar m


Abandonamos momentaneamente el “wild side” y recorremos tres lugares muy próximos entre ellos. Les une,además de su situación, el ser pequeños y agradables, para aquellos que no quieran sobresaltos y les guste el tufillo ligeramente pijo-progre. “La biblioteca”,”Notorius” y sobre todo “Clásica y moderna” son locales con librería y disquería incluidos y que funcionan como restaurantes cuando no hay actuaciones. Alternan tangos con otras músicas aún más insoportables (jazz, bossa, canción francesa...) y con otros tipos d


Volvemo

Alguno de estos meritorios son actualmente tope del escalafón tanguero, y a dos ya los he nombrado anteriormente: Ardit y Chambouleyron afinaron sus cuerdas en este lugar al que hay que ir sólo para ver el ambiente, a no ser que seas muy aficionado o muy masoca.
Para acabar este recorrido, aconsejo un paseo los domingos por la mañana por los alrededores de la Plaza Dorrego, en San Telmo. Es verdad que allí abunda el turisteo y el “papagayo-show”, pero con paciencia y sin prisas podrás ver y escuchar el la calle Defensa a la “Orquesta típica imperial” o a “Gente de tango” o a algura de las muchas orquestas de gente joven que abundan bordando el tango si prejuicios, desde la vieja guardia hasta Piazzolla. Yo he visto a Alfredo Piro cantar y a Anibal Arias tocar en la calle entre un montón de turistas que por allí buscaban en los tenderetes del mercadillo el verdadero sombrero que Gardel lucía en la barandilla del paquebote que lo trajo a España en “Tango bar”.
Como aficiona

He hablado sólo de locales privados , dejando para otra ocasión los que dependen de alguna administración que los hay, y muchos, con estupendos espectáculos. El Centro Cultural del Sur, el de La cooperación, el Teatro Alvear, el C.C.Borges o el teatro Cervantes donde toca la orquesta de Juan de Dios Filiberto, son algunos de ellos. Tampoco de las milongas donde tan buenos ratos he pasado ni de los pequeños locales que incorporan algunas de las mejores librerías (Ganhdi, Teatro del nudo...). Ya iré hablando de ellas en próximas entradas, pero eso será cuando vuelva de vacaciones.
Todo

De todo esto que he escrito probablemente nada sepa el griego que, en el ya lejano principio de la entrada, cantaba a Filiberto, y sin embargo ha conseguido que uno de los tangos más feos que conozco, junto con “Adios Pampa mía” y “Y todo a media luz” me emocione en una plaza perdida en esta caótica ciudad de Atenas, y tan alejada de Corrientes, Suipacha y Esmeralda.
Hoy no hay Gardelín de oro porque el anterior se ha quedado sin resolver. El que esté interesado en la carrera, que retroceda a TANGOS MACHISTAS y lo resuelva.
GAVION