28 de diciembre de 2009

REFLEXIONES EN NAVIDAD.

Ya sé que hay muchas ganas de encontrar los restos de Federico (García-Lorca, del otro, supongo que algunos también), pero no deberían ser tantas como para escribir titulares como estos (gracias, Gavión, por los hallazgos):

“Lorca no está en su tumba”

“Culmina la excavación de la fosa de Lorca sin encontrar ningún resto humano”

Ignorando la esencia de una tumba o una fosa...

Igual que Bono desprecia la esencia del catolicismo alegremente confesándose católico públicamente y públicamente también poniendo en solfa un montón de cuestiones esenciales al catolicismo.

¿Qué puede esperarse de alguien tan bueno que cree que la mejor forma de acabar con algo que considera malo es hacerlo legal?

Ya que no se ha cansado de repetir que va a votar a favor de la ley del aborto porque eso reducirá el número de abortos ¿estaría dispuesto a dimitir si no se cumplen sus previsiones? ¿a retractarse públicamente siquiera?

El chiste de Montoro de La Razón del día 18 de diciembre daba la clave exacta: La disciplina de voto no se pone por encima de la conciencia. Si se hace es que se prefiere el partido a las propias convicciones. Bonito ejemplo dan nuestros representantes en cada ocasión que se presenta.

Todavía estoy sorprendida por el caso Haidar. Primero, no había forma de que nadie explicara qué hacía Aminatu en España (¿cómo se deja embarcar en un avión internacional a alguien sin pasaporte?). Luego, tampoco se sabía muy bien por qué le habían quitado el pasaporte (¿qué clase de país es ese que impide la entrada en él a uno de sus ciudadanos?), y, sobre todo, no acabo de entender, dónde está el gran triunfo de la activista, que ha conseguido, tras un montón de días en huelga de hambre, que Estados Unidos y Francia apoyen las pretensiones alauitas ¡estupendo para los intereses saharauis!

Me da la impresión de que si apenas se habla del secuestro de los tres cooperantes catalanes, comparado con lo del Alakrana, es porque las reivindicaciones de los secuestradores se prevé que sean políticas y no económicas. No sé por qué pienso que si esto hubiera pasado en tiempos de Aznar ya estarían los del “no a la guerra” montando pitotes para pedir la retirada de Afganistán.

2010 empieza, otra vez, con una nueva limitación a la libertad de usar tus bienes. Me refiero, claro, a la ley del tabaco, que no permite que uno haga en sus locales lo que quiera. Ya conocemos cómo se las gastan los gobiernos: pretenden convencerte de que hagas lo que ellos te quieren hacer creer que es bueno para ti (en este caso, prohibir fumar en tu local). Y como no lo haces, voluntariamente entonces te obligan a hacerlo, claro, por tu bien. ¿por qué no nos dejarán a los no fumadores que decidamos si nos gusta ir o no a sitios donde se permite fumar?

Hoy he ido a hacerme una radiografía a un centro público. Había jaleo porque la máquina se ha estropeado y nos han enviado a otro centro que, claro, tenía sus propios pacientes por lo que, entre unas cosas y otras, a cada uno le han hecho las placas aproximadamente hora y media después de la hora prevista. Como siempre, hay gente que empieza a hablar entre ellos y a quejarse, al principio tímidamente, pero luego la cosa se va animando y calentando y empiezan los típicos insultos a funcionarios (“Estas están todo el día tocándose el coño y hablando con sus amigas” “Claro, llegan las navidades, se van de vacaciones y a los demás que les jodan”) y las comparaciones: “Si esto fuera la Seguridad Social americana (sic) ya las habrían echado, porque como allí es privada, a las que no valen, ¡fuera!”

¡Ay, Obama, con lo que te ha costado lo de la reforma sanitaria!

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