5 de febrero de 2010

LECTURAS CON UNA MANO (II). MORFINA ROJA

“Morfina roja” fue el siguiente libro que leí. Es de Cristina Losada y se subtitula “Toda la verdad sobre el caso del doctor Montes, las “sedaciones terminales” y la eutanasia que promueve el PSOE”.

Desde que había visto su reseña en Libertad Digital tenía ganas de leerlo. Me gusta cómo escribe Cristina Losada y me interesa mucho el tema de la eutanasia. Sobre todo, cómo se emborronan los límites entre suicidio asistido, cuidados paliativos, sedaciones terminales y la verdadera eutanasia para hacerlo todo más progresista y más amable.

Precisamente por eso hay que ser muy cuidadoso en lo que se apoya, porque aunque todo lo vistan de “respeto a la voluntad”, de “evitar sufrimientos” o de “morir dignamente”, al final se traduce en que, cuando el paciente sea un estorbo y un gasto, se le administre una combinación de sustancias que lo hagan sumirse en un profundo sueño… del que nunca despertará.
Esta contradicción se ve en el libro.
Resulta claro que, cuando una persona acude a un hospital con un paciente grave, el médico es casi todopoderoso. Si dice que el paciente está muy mal, muriéndose y sufriendo, las familias siempre desean que todo acaba rápidamente y con el menor sufrimiento posible. Normalmente los familiares apenas entienden qué pasa y cuáles son las posibles alternativas. Y, aunque pudieran desear tener otra opinión o no se fiaran del todo del médico que atiende a su familiar ¿qué alternativa tienen? sobre todo si se trata de personas cuya única posibilidad es la sanidad pública.
Siempre que se habla de “muerte digna” y de “testamento vital” está implícito, desde luego, que el paciente tiene que estar conforme con que le apliquen esos cuidados paliativos que anulan la conciencia y pueden acelerar la muerte, pero si algo pusieron de manifiesto las investigaciones realizadas en el Severo Ochoa es que no se tenía constancia la mayoría de las veces de que nadie hubiera expresado su consentimiento.
Basta mirar las estadísticas de mortalidad del Servicio de Urgencias del Severo Ochoa mientras estuvo bajo la dirección del doctor Montes comparadas con el mismo servicio bajo otra dirección y con otros hospitales (Pág. 74 ) para entender que el cese del médico estuviera plenamente justificado.
Basta leer las declaraciones de Simancas el día que estalló el caso, hablando de “eutanasia activa” y exigiendo una investigación a fondo ante la extraordinaria gravedad de los hechos, y las de unos días después, diciendo que se había generado una alarma injustificada, desprestigio de los profesionales del hospital y desconfianza hacia la sanidad pública, para darse cuenta de que el caso estaba más que politizado.
Cuando, en mitad del caso, mucha gente mostraba su simpatía por el imputado diciendo “Quiero que me atienda el doctor Montes” yo me ponía muy contenta. Cuanta más gente sea atendida por esta clase de médicos, más posibilidades tendré yo de que me toque uno que respete mi voluntad.
A mí me gustaría morir consciente. Sufriendo lo menos posible, es cierto, pero consciente. Si me tienen que sedar, que sea cuando yo lo pida, a gritos si hace falta. Y después de saber que me muero y de llamar a un cura.
Uno de mis hermanos dice que, cuando la eutanasia (muerte digna o como quieran llamarla) sea algo aceptado comúnmente, se organizarán fiestas de despedida a los abueletes. Todo el mundo estará convencido (presionado) de que, llegada cierta edad o condición, lo mejor es liberar a la familia de la carga que supone una persona enferma e impedida. Se reunirá toda la familia y los amigos. Se le harán regalos, se le pondrán fotos y películas de su vida, se le dirá lo mucho que se le quiere… y al final se le pondrá una inyección que le permita morir dignamente rodeado del cariño de los suyos. Quien no pase por ahí, será considerado un egoísta que quiere fastidiar a su familia y costarnos dinero a todos.
También dentro de unos años se mirará como egoísta a la familia que deje nacer hijos discapacitados, que serán una carga para sus hermanos o para el Estado.
¡Ante todo la libertad de elegir!

No hay comentarios: