16 de junio de 2010

SOCIALISMO Y GALLINAS



He tenido ocasión de visitar estos días, por razones profesionales, unas granjas de gallinas ponedoras. Son unas instalaciones de las más modernas de Europa y tienen una organización admirable, imprescindible cuando se manejan las gallinas de 120.000 en 120.000 y los huevos de 100.000 en 100.000, todo automatizado y sometido a controles continuos.
Las gallinas tienen la vida organizada y controlada desde que nacen hasta que son ¡ay! enviadas al matadero.
Sus necesidades vitales están tasadas y se les suministran los medios para satisfacerlas sin excesos pero tampoco sin defectos. Luz, aire, temperatura, comida, agua, espacio, nidales, vacunas, higiene, todo está pensado para que las gallinas vivan sin estrés durante su vida útil. Nadie mide lo que come cada una ni los huevos que pone individualmente. Una gallina podría pasarse su vida sin poner un solo huevo y nadie se daría cuenta.
“¡Qué metáfora -pensé yo- del ideal socialista!” Como bien establece el principio popularizado por Karl Marx (y enunciado por primera vez parece que por Louis Blanc) en la granja se da a cada gallina según su necesidad y se obtiene de ella según su capacidad (de poner huevos), sin que nadie proteste o se queje.
Ellas no viven del fruto de su esfuerzo. Sus huevos son entregados íntegramente al granjero. Pero a cambio obtienen gratuitamente todo lo que es necesario para ellas. Es una sociedad perfecta. Un grupo de seres superiores piensa por ellas y les da una existencia confortable, mientras que ellas solamente tienen que preocuparse por disfrutar de los bienes a su alcance y poner los huevos que buenamente puedan, sin que su mayor o menor rendimiento redunde para bien o para mal en su calidad de vida.
Como bien dice mi padre (él me asegura que la cita es de Churchill, pero me temo que no puedo asegurarlo) del socialismo, “Sistema correcto. Especie equivocada“.
Así que, ahora, cada vez que oigo a los políticos declarar su interés en ofrecer al ciudadano más y más servicios sociales (a cambio de más y más impuestos, claro está), hablar de su preocupación por nuestra salud y felicidad y pontificar sobre las bondades del estado de bienestar, qué quieren que les diga… me dan ganas de cacarear.

7 comentarios:

alberto.djusto dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
alberto.djusto dijo...

Buena entrada. El socialismo es sabido que funciona sin seres humanos: con máquinas o en este caso animales. Poco más se puede esperar del sistema.

Zuppi dijo...

Nota: donde dice "El autor ha eliminado esta entrada" se refiere al autor del comentario, no al autor del blog.
Nunca hemos eliminado comentarios en este blog.
La verdad es que tampoco hemos recibido ninguno que mereciera ser eliminado. Ni siquiera sé si podría hacerlo...

Jordi Lalu dijo...

Bueno mujer, debarías poder hacerlo llegado el caso; si hubiera algún comentario embebido de un lenguaje soez o insultante, por poner un ejemplo, estimo que sí que deberías eliminarlo sin titubear, sin miedo... ¡No seas gallina ahora tú!

Zuppi dijo...

Cundo digo "ni siquiera sé si podría hacerlo" no me refiero a poder moral, sino técnico. Soy muy ceporra manejando las nuevas tecnologías...

Jordi Lalu dijo...

Ah bueno vale, ahora comprendo. Sí, yo también soy como un pato con esto de las TIC... Ah mira, el pato, otro volátil ponedor, aunque no me consta que se le someta a cría intensiva brutal para obtención de huevos, aunque desgraciadamente para ellos sí que los humanos se desviven por su hígado graso hipertrofiado artificialmente sin ninguna compasión... ¿Qué serían pues los patos de las granjas siguiendo con este símil tuyo? ¿Trabajadores utilizados de manera indigna por el capitalismo más degradante quizás? Por cierto, que el huevo de pato tiene hasta un 70% más de colesterol (por 100 g de producto quiero decir) que el de gallina, o sea que tampoco convendría alimentarse a base de estos huevos, puesto que son una verdadera bomba para la salud cardíaca.

Zuppi dijo...

Los patos serían como los atletas de los países del Este, a los que hipertrofiaban los músculos a base de hormonas...
Te recuerdo que en el capitalismo, hasta en el más salvaje, el trabajador explotado puede decir "ahí te quedas" al empresario y largarse a otra empresa (o a vivir del paro).
Nunca he comido huevos de pato (creo) pero reconozco que el foie me encanta.