27 de septiembre de 2010

GEOGRAFIA TANGUERA XXXIV : SIEMPRE SE VUELVE A BUENOS AIRES



"Esta ciudad está embrujada, sin saber,

por el hechizo cautivante de volver
no se si para bien, no se si para mal

volver tiene la magia de un ritual"



En 1982, justo el año en que Gentile cosió a patadas a Maradona el el campo de Sarriá, Eládia Blázquez y Astor Piazzolla se prestaban mutuamente letra y música para crear este tango que es, probablemente, uno de los que mejor relatala sensación de hastío y deseo que provoca Buenos Aires en todos aquellos que la amamos. Como yo no podría ir en contra de algo que compusieran estos dos monstruos, aproveché tres dias libres que me cayeron del cielo y monté la semana pasada un viaje relámpago a la Reina del Plata del que estoy recién regresado y del que voy a escribir una crónica todo lo breve que pueda (que no será mucho) y cambiar algo el registro político-moral de mis últimas entradas. Dejaremos que las aguas vuelvan a su cauce, Zuppi a lo suyo y yo a mis tangos.

En esta ocasión fuí acompañado por una jovencita con la que comparto la pereza, los ojos separados y la mitad de los genes y de los apellidos. Me aguantó el tipo hasta que una oportuna mezcla de resfriado y aburrido cansancio producido por una febril actividad tanguera la dejaron postrada en el hotel con un ibuprofeno dopante. Creo que no volverá a repetir la experiencia. Y eso que yo se lo aviso a todo aquel que se preste a acompañarme, "si, algo de turismo, poca cosa, la Casa Rosada, el Obelisco, el Congreso, un asado y el resto del tiempo full-time tango". Pues ni por esas renuncian.
En estos dos dias he fagocitado nueve (9) espectáculos, dos (2) películas del INCAA y me he traido de Zival´s 14 cd´s. Creo cumplidas las espectativas y sólo me apena no haber tenido tiempo para ver a algunos amigos a los que ni siquiera avisé.





El viernes 17 a las 08.30 poníamos las ruedas en Ezeiza. Hotel en Arenales, descanso y breve paseo por Av de Mayo y San Telmo. Cerveza en Los Galgos, cerveza el El Federal, cerveza en el Británico... demasiadas cervezas. Parrillada y siesta. Pero como esto no es el canal de TV Viajar ni una guía de turismo, obviaré todo lo que no sea estrictamente tanguero.


A las 19.00 nos acercamos al teatro San Martín em cuyo hall tocaba un terceto liderado por Walter Rios. Walter Rios es un extraordinario bandoneón que lleva casi más años en la brecha que teclas tiene su fuelle. En esta ocasión tocaba acompañado del piano de Cristian Zárate y del contrabajo de Pablo Motta. Temas clásicos tamizados por el piano algo jazzistico de Zárate, del que ya he hablado alguna vez. Zárate es un pianista de mucho prestígio que solía acompañar a Juárez en su última etapa y que se entendía a la perfección con otro monstruo, y que me perdonen los puristas, como es Guillermo Fernández. Aún recuerdo con emoción haberlos visto en el festival de Granada de hace tres años y después en el trasnoche donde nos dedicaron el tema de los Fresedo "Via mía" que nos puso los pelos de punta. Tiene, o tenía, tambien unproyecto propio, el Cristian Zárate Sexteto, con el que exploraba, sin alejarse demasiado de la ortodoxia, otras vías. A Zárate lo he oido varias veces, en el Torcuato con Juárez, en el Alvear con Guillermo Fernández, en Notorius con su grupo y en alguna ocasión más. Tambien a Walter Rios y a Pablo Motta, y son todos estupendos. Los espectáculos en el hall del San Martín tienen el aliciente de que la entrada es libre, la puerta está abierta y se ve desde la calle, la gente entra y sale, oye un par de temas y se va a seguir paseando por Corrientes. Es algo difícilmente comprensible para la rigidez "gallega" de entender un espectáculo, pero es algo normal por aquellos pagos. Por otro lado tiene el inconveniente de que es eso, exactamente un hall. Sin asientos ni comodidades, la gente está de pie cuando no sentada en el suelo. eEs casi como si fuera música callejera pero bajo el paraguas del techo de los teatros del gobierno de la ciudad. No deja de ser una bonita apuesta del departamento de cultura por la música ciudadana, pues los que allí actúan no son cualquier cosa. Son músicos consagrados que se ponen al alcance de más común de los mortales rioplatenses.















Al terminar este concierto, me llevé a mi acompañante a pasear por Palermo y a oir a una curiosa cantante llamada Jana Purita. Jana Purita es una mina que intenta mantenerse en la linea, por cómo actúa y por las cancines que canta, de las cantantes-actrices del café concert bonaerense. Me recuerda un poco a la Villamil de Glorias Porteñas o a alguna grabación que he visto de Nacha Guevara en su juventud. El lugar donde actuaba es uno de esos típicos multiespacios de Plermo, con un bar decorado con buen gusto donde puedes comer, tomar una copa o leer algo, y donde el camarero igual te sirve un scotch que te vende un surtido de marionetas de dedos o el último bestseller del gurú de moda de la psicología porteña. En la trastienda un escenario con cuatro mesas, almohadones en el suelo y un pequeño graderío para 15 ó 20 personas. Todo, de verdad, encantador, y muestra de que cuando hay ganas, gusto y materia prima, se puede montar un localito con cuatro pesos. Las empanadas deliciosa, y el espectáculo aceptable. No es Jana una gran cantante, y creo que su grupo de guitarras,Fierro Chifle, está algo desaprovechado, pero aún así la velada resultó agradable y digestiva para alguien poco acostumbrada al tango como mi acompañante. Canciones de los 20,30 y 40´con mucha guerra de sexos y amores incomprendidos. El garito, no lo he dicho, se llama "No avestruz", otro de esos locales con extraño nombre que jalonan la cuadrícula porteña.

Nuestro primer día acabó con otro espectáculo en una de mis locales fetiche. El agujero se llama Sanata Bar y está en la calle Sarmiento, en el barrio de Almagro, hacia el 3500. Creo que ya he hablado alguna vez de él, pero lo conocí hace tres o cuatro años. Andaba yo vagando por Almagro a horas poco recomendables buscando el Boliche de Roberto sin dar con él cuando vi a unos tipos por la calle portando fundas de instrumentos musicales. Como fuera que no parecian atracadores de bancos supuse que esas fundas llevaban lo que se supone que llevan, así es que les pregunté por el local que iba buscando. Sin embargo, ellos me embaucaron y me llevaron a otro en el que iban a actuar. Así conocí el Sanata, y desde entonces junto con el Torcuato y el CAFF, se ha convertido en uno de mis lugares de culto a los que no puedo faltar cuando me doy un paseo austral. Lo recomiendo cuando la gente me pregunta, y tiene una página web donde consultar su programación, bastante amplia por cierto. Hace un par de años iniciaron un proyecto llamado Tangos Atorrantes en el que prestaban su local a grupos desconocidos. Recuerdo los grupos que actuaban al principio, nada parecido a los actuales. Tangos Atorrantes se ha convertido en un referente de las madrugadas tangueras bonaerenses, y es el germen del festival de Tango de Almagro, que celebra su primera edición este fin de semana.














De estos dos dias de tango creo que el espectáculo que más me sorprendió fué este. No porque fuera el mejor, sino porque no esperaba encontrar esta pequeña joya. El grupo se llamaba Tango Transhumante y estaba compuesto por una guitarra, un contrabajo (en este caso contrabaja), y un cantante muy particular. Un cantante muy alejado del tipo duro, varonil que, cornudo o no, guapo o no, engrupido o no, se asocia con el tango. En fin, un tipo para el que el sentimiento tanguero no era cuestión de testosterona. Un repertorio clásico, Manzi, Expósito, Discépolo, Cátulo, Cadícamo... , una delicia. La birra de litro a 15 pesos , la empanada a cuatro y una edad media de los cafeligreses en torno a los veintipocos años. ¿Qué más se puede pedir?

Aítos de tangos nos fuimos a dormir. Stop.
Nuestra actividad tanguera comenzó el sábado en La Boca. A las 13h tocaba la Orquesta de tango de la ciudadde Bs As en el Teatro de la Ribera. Esta orquesta está formada por un conjunto de maestros dirigidos por un elenco de genios. Creo recordar que fueron Garello y el recientemente fallecido Carlitos García los fundadores, pero entre susu directores habituales también esta Marconi, que fué precisamente el que dirigió en esta ocasión. A mí no termina de convencerme porque me parece que estoy oyendo música de película, casi como si a Cadícamo lo versionase Morricone, sin embargo reconozco que su factura es perfecta, ni un fallo. Yo prefiero la Orquesta escuela o la Juan de Dios Filiberto si hablamos de grandes orquestas casi sinfónicas porque demasiada perfección le resta parte de emoción. El cantor actual es Tomassi , un curioso tipo, simpático y siempre sonriente y con pinta de estar encantado de conocerse. A la salida estuve hablando con Julio Pane, primer bandoneón y no me dió buena impresión. Lo vi como cansado y algo ausente.
Después dimos un pequeño paseo por el barrio, compra de camisetas en la bombonera, el papagayo-show de Caminito y el sabor a decadencia que se respira en cuanto sales de lo preparado. Comimos en un lindo lugar en la calle Olavarría, la misma que inmortalizara el gran Edmundo Rivero en su Milonga del Consorcio:

"yo nací en un conventillo de la calle Olavarría

después me mudé a un consorcio pa´figurar en la guía..."

El lugar se llamaba "Concierto de cuchillos" y amenizaba la comida una orquesta de jóvenes tangueros llamada Orquesta Típica Esquina Sur , sugerente olor a pasta recién horneada y botella de semillón. Siempre me han gustado esos grupos jóvenes que tocan "a la gorra" allí donde les dejan. Todos siguiendo en procesión al piano que trasladan en un carrito por entre las calles empedradas. Merecen todo mi reconocimiento. Los domingos intentan tocar en una esquina en San Telmo y durante la semana buscan una milonga en la que actuar aunque sea a las tantas.












Y precisamente a San Telmo nos dirigimos a eso de las ocho para presenciar la presentación de un disco de la pianista Hilda Herrera sobre temas de Gardel. El lugar se llama "La scala de San Telmo", curioso lugar con una programación estable financiada por sus socios y con dos ambientes musicales distintos. Un salón de actos con un piano y con capacidad para 40 ó 50 personas, y un bar con cuatro o cinco mesas y otro piano donde hay actuaciones de madrugada. Desgraciadamente la musicanta se lesionó un dedo mientras interpretaba "Golondrinas" y se tuvo que cancelar el concierto. Una pena porque los pianos de La Scala son estupendos (no es fácil escuchar buenos pianos) y la pianista estaba muy en su papel recreando, que no versionando, la obra de Gardel enfrente de su más que magra audiencia. Acertada apuesta, porque como ya he dicho en alguna ocasión, a Gardel no se le puede versionar si no se quiere salir trasquilado del encuentro. Lo sublime no se puede mejorar. Y si no, que se lo pregunten a Mederos.

Con el mal cuerpo que nos dejó este fallido espectáculo, mi acompañante decidió huir al hotel y yo me encontré con un amigo, pintor, psicólogo y argentino además de otras cosas menos importantes , con el que continuar la jornada.

En el Torcuato Tasso tocaba "La Chicana" y pese a intentarlo no encontré entradas. Afortunadamente, atraves de Cucuza (ya en otras ocasiones he hablado de él y de El Faro) nos encontraron un hueco. Gracias, Hernán, y que te vaya lindo. La Chicana es uno de los grupos con más renombre de los que se dedican a la música rioplatense, con Dolores Solá como cantante y Acho Estol como lider y compositor. En el desertico páramo de letristas en que se ha convertido el tango actual hay algunas, pocas, excepciones. Una es Vattuone, otra el Tape Rubí, otra Szwarcman, otra Raimundo Rosales y quizás la más destacada sea la de Acho Estol. Por supuesto que todo es matizable. Estuvo como cantante invitado Alfredo Piro, hijo de Osvaldo Piro y de la Rinaldi, y cantó un par de temas del uruguayo Zitarrosa que ya se los oí el año pasado en La Peña del Colorado. El espectáculo estuvo muy bien aunque sobraran esos guiños de progresía antisistema difícilmente creibles por venir de la boca de Solá y Estol, cuyas familias no son precisamente descamisadas. Hace unos años llevé a mi padre a oir a La Chicana a un hospital psiquiátrico creo recordar que por Barracas. Se trataba de un proyecto de musicoterapia, de ayuda a los enfermos através del baile del tango. Y allí estaban ellos ayudando a los locos, y a fe que los había muy pero que muy locos. Fué una experiencia inolvidable que da una dimensión especial al tango y a La Chicana algo alejada de la pose de falsa trasgresión del otro día. Gracias Cucuza por la invitación.













Cuando acabó el espectáculo del Torcuato, nos fuimos al CAFF (Club Atlético Fernández Fierro) a oir a la orquesta titular del local. Estupendos como siempre, sugerentes, excesivos, vibrantes, inimitables, todo es poco para definir los conciertos de la Fernández Fierro. Hay que ir a oirlos, mejor dicho, a verlos y disfrutar de un "Chino" Laborde con más cara de loco cada vez. No es un tango fácil, pero a los aficionados nos fascina y nos sorprende la puesta en escena más propia de un concierto de U2 que de una orquesta de tango. No hay nada en la galáxia tanguera actual que se parezca a la Fernández Fierro, cual si fueran Jimmy Hendrix del bandoneón con rotura de fuelle incluida. Un lugar y una orquesta de culto.

La noche ya apretaba y tuvimos que sacudirnosla en un último garito, así es que, por oroximidad geográfica, repetimos en el Sanata. Allí tocaba un terceto, Boero-Gallardo-Gómez, con claras reminiscencias Piazzollianas, que, lo que son las cosas despues de oir a los Fierro, nos pareció hasta clásico. Ni el lugar, ni el ambiente ni el grupo nos defraudaron, y lo que iba a ser tan solo una copa se convirtió en el concierto entero. Un lindo concierto con temas mitad propios y mitad clásicos. Sorprendentes los temas propios, sobre todo una suite con tres movimientos dedicada a los pintores de la Boca, del que ahora solo recuerdo a Quinquella. Allí saludé a los pibes de "Rascasuelos", cuyo bandoneón, por cierto, había estado acompañando a La Chicana.


Con la oscuridad clareando me volví al hotel, me apreté una pizza madrugadora y me metí en la cama. Al día siguiente volvía la cruda realidad, el avión y el hemisferio norte.



"decite adiós a vos... ya ves no puede ser

si siempre, siempre sos una razón para volver.

Lo sabe sólo aquel que tuvo que vivir
enfermo de nostalgia...¡casi a punto de morir!"


siempre se vuelve a Buenos Aires
(E.Blázquez- A.Piazzolla)




GAVION


2 comentarios:

Gurri (del lat. gurriato: el que regresará) dijo...

Mi muy admirado Gavión:
Reproduzco -sin cortes- el texto íntegro del correo que te envié contestando al tuyo, en el que me adelantabas la envidia que me iba a producir tu relato:
"Caaaaaaaaabrón!!!!!, efectivamente, me he muerto de envidia.. o sea, que, por lo que se ve, la acompañante con la que compartes la mitad de los genes (y los ojos separados, qué bueno), no constituyó ningún impedimento para que retomases el pulso a la noche porteña... vaya dos días intensivos, qué barbaridad... aparte de que volviste al Torcuato Tasso, al CAFF y al Sanata... dos veces!!, hablas de algunos otros garitos de un modo que producen una irresistible... envidiaaaaaaaa Quiero conocer "No avestruz", en Palermo, el Teatro de la Ribera y "Concierto de cuchillos" (ambos en La Boca, deduzco), todos.. Volveré, sé que volveré. Siempre se vuelve y no seré yo la excepción.
No sé si finalmente viste a Cucuza, o a los demás, ya me contarás.
Retomo mi relato, alentado por los nuevos vientos que me traes de Buenos Aires, como el fuego que se aviva al abrir una ventana por la que se deja pasar al otoño.."
Un abrazo.

gavion dijo...

Bien, así me gusta.