
No voy a tratar de exponer aquí todas mis ideas sobre este controvertido asunto, pero, al igual que otros, no puedo dejar de responder a algunos de los argumentos empleados en el debate:
Los que están en contra del aborto son unos beatos que defienden la existencia del alma.
En fin, modestamente, y parafraseando a Javier Krahe, que confiaba en ser algo eterno gracias al cromosoma, los que defendemos que hay vida humana desde el momento de la concepción lo hacemos gracias al cromosoma. Porque se forma un individuo con una dotación cromosómica de la especie humana. Sí: es muy feo, muy pequeño, no tiene ojos, no siente ni padece, no puede sobrevivir por sí mismo y está lejísimos de tener libre albedrío ¿y qué? Es un individuo y tiene la dotación genética de un ser humano. Hasta ahora nadie me ha podido convencer de que haya otra manera mejor de definir qué es un ser humano y qué no.
Los que están en contra del aborto son unos beatos que defienden la existencia del alma.
En fin, modestamente, y parafraseando a Javier Krahe, que confiaba en ser algo eterno gracias al cromosoma, los que defendemos que hay vida humana desde el momento de la concepción lo hacemos gracias al cromosoma. Porque se forma un individuo con una dotación cromosómica de la especie humana. Sí: es muy feo, muy pequeño, no tiene ojos, no siente ni padece, no puede sobrevivir por sí mismo y está lejísimos de tener libre albedrío ¿y qué? Es un individuo y tiene la dotación genética de un ser humano. Hasta ahora nadie me ha podido convencer de que haya otra manera mejor de definir qué es un ser humano y qué no.
Si tú no quieres abortar, no lo hagas, pero deja que los demás decidamos.
Me gustaría saber qué responderían los proabortistas cuando alguien utilice un argumento similar para defender el derecho a eliminar a alguien que, según el argumentante, no tenga derecho a la vida. Por ejemplo, un condenado a muerte. “Si tú no quieres matar a un condenado a muerte, no seas verdugo, pero deja que los demás podamos serlo”. O si hubiera alguna corriente de pensamiento que considerara indignos del derecho a la vida a ciertos grupos de personas, como las personas con síndrome de Down (tienen 47 cromosomas, en vez de 46. Si tú no quieres matarlos, no lo hagas, pero déjanos a los demás hacerlo), los enfermos en situación terminal (si tú no quieres darle jicarazo al abuelete, no lo hagas, pero déjanos a los demás hacerlo), o ciertos grupos raciales o religiosos.
Los supuestos actuales de despenalización son correctos.
Sobre las malformaciones, creo que ha quedado clara mi opinión en los apartados anteriores.
En el caso de violación ¿cómo se puede estar contra la pena de muerte para el violador y a favor de la pena de muerte para el hijo del violador?
En el caso de riesgo para la salud física o psíquica de la madre, desde luego, si es solo la salud, creo que la vida del no nacido es un bien superior a la salud de la madre. En el caso de que haya un peligro inminente para la vida de la madre, entonces ahí sí entran en conflicto dos bienes del mismo nivel y sería correcto permitir la decisión entre cuál de los dos bienes salvar, si es posible, o eliminar al feto para salvar solo a la madre (algo parecido a los casos de hermanos siameses que juntos no pueden vivir y separados uno de ellos moriría).
Lo mejor es una ley de plazos.
Confieso que este es el argumento que menos entiendo. Una de dos: o uno piensa que la vida intrauterina no es protegible (o, por lo menos, es menos protegible que la libertad de la mujer) y, en consecuencia lo lógico es que se defienda el aborto hasta el noveno mes de gestación, o se piensa que sí es protegible y que está por encima de la libertad de la mujer, y entonces se está en contra del aborto en cualquier momento. ¿Qué puede ocurrir en la semana doce o catorce que convierta a un feto en algo protegible cuando antes no lo era? Yo veo que desde el coito hasta el nacimiento, hay dos momentos clave, en el sentido de que introducen cambios cualitativos en el proceso: la fecundación y el parto (quizá también la implantación) y, por tanto, las decisiones deben tomarse en función de esos momentos, no de procesos continuos como la aparición del tubo neuronal o del bulbo raquídeo.
Las mujeres tienen derecho a decidir sobre su propio cuerpo.

Yo estoy de acuerdo en que cada uno decida sobre su propio cuerpo: que venda su pelo para hacer pelucas, que se haga cortes en la lengua para tenerla bífida, que se emascule para sentirse mujer, que ceda su hígado a su hijo para salvarle la vida con un trasplante, o que venda sus intestinos a la casquería de la esquina para que otro se haga callos con ellos.
En todos estos casos, uno usa su libertad bien para beneficiar (o perjudicar) solo a sí mismo, bien para perjudicarse a sí mismo beneficiando a otro. En el caso del aborto, uno decide sobre su propio cuerpo para beneficiarse a sí mismo y para perjudicar a otro que, encima, no tiene ninguna culpa de estar ahí (¿cuántas veces hemos oído o usado la frase de “yo no te pedí nacer”?).
La legalización del aborto es un paso más en la liberación de la mujer.
No sé ustedes, pero a mí me parece que la legalización del aborto es un paso más en la facilitación del escaqueo de los hombres.
En fin, lo más curioso del caso es que los proabortistas se dedican a insultar a los antiabortistas que, después de todo, están tratando de salvarles la vida a sus hijos (de los proabortistas) porque, mientras no sea obligatorio abortar, la vida de los hijos de los antiabortistas está bien protegida por sus padres.