20 de enero de 2009

AYN RAND Y KATHY REICHS.

Hoy voy a hablar de dos autoras muy distintas, unidas solamente por el hecho de que he leído libros suyos en fechas próximas. Me refiero, por supuesto, como cualquiera con dos dedos de frente habrá deducido por el título, a Ayn Rand y Kathy Reichs.

Me regalaron (a petición mía) dos libros de Kathy Reichs porque es la autora de las aventuras de la doctora Temperante Brennan, que han sido adaptadas (muy libremente, como pude comprobar) en la serie de televisión “Bones” que me gusta mucho. De hecho, salvo el nombre de la protagonista (que es realmente estupendo como nombre de ficción) y su profesión, apenas nada más tienen en común las historias de las novelas con las de la serie.

Para empezar, ella es cuarentona, divorciada y tiene una hija universitaria y un ex marido que aún le gusta (bueno, al menos en las primeras novelas de la serie) e incluso en uno de los libros que leí se declara católica. Desde luego es mucho menos repelente que en la serie.

A continuación, olvídense del Jeffersonian, del ricitos y su exuberante novia y del tímido Zak. No existen en los libros. El único personaje que puede asimilarse a uno de la serie es el policía sexy con el que comparte la investigación de casos, aunque no es del FBI, sino de la policía canadiense, porque la doctora Brennan literaria trabaja a medias entre Charlotte y Québec. Bueno, y la tensión sexual aparece en las primeras novelas de la serie, pero luego ya son directamente amantes,

Las dos novelas que leí, en el orden en que las leí, que fue el inverso al que correspondía según la fecha de publicación, fueron: “Tras las huellas de Cristo” (el nombre original es “Cross Bones”) y “El informe Brennan”. Los libros recuerdan a los de la doctora Scarpetta de Patricia Cornwell, aunque con ventajas: para empezar Temperance resulta un personaje mucho más humano y simpático que Kay; luego, no está la insoportable Lucy y, por fin, no están tan llenas de descripciones técnico-científicas cargantes. En su contra tienen que las tramas son peores. En ambos libros hay dos investigaciones paralelas, en una se investiga la muerte de un traficante de antigüedades y, paralelamente, se sigue la pista a un misterioso esqueleto del siglo I robado. En el segundo, se trata de una catástrofe aérea en el que aparece un pie que no pertenece a ninguna de las víctimas. Son entretenidas y mantienen el interés, aunque la trama se desinfla un poco al final, como les pasa también a las novelas de Pérez-Reverte, aunque no tan exagerado. No sé muy bien en qué año se escribieron, pero se echa de menos el empleo de cosas muy habituales hoy como el correo electrónico o Internet.

En cuanto al libro de Ayn Rand que voy a comentar hoy, no es una novela, sino un libro de filosofía: “Filosofía ¿quién la necesita?” editada por Grito Sagrado, que, como ya conté, me trajo Gavión de Buenos Aires el verano pasado.

El libro es una colección de ensayos y conferencias, en su mayoría escritas entre 1970 y 1975, aunque hay uno de 1960, que se recopilaron por iniciativa de un objetivista canadiense, que tuvo la idea en 1981 y aunque la autora colaboró en el proyecto inicalmente, no pudo ver publicado el libro, pues murió en 1982-

Lo original del libro es que no es un libro de filosofía para estudiantes de filosofía o para intelectuales. Es un libro de filosofía de divulgación. En el prólogo, Leonard Peikoff define, a mi modo de ver muy acertadamente, como “vendedora de filosofía” y efectivamente Rand defiende sus ideas con el entusiasmo de un vendedor convencido de las bondades de su producto. A veces resulta un poco enternecedora e ingenua

Si tuviera que resumir en una frase el espíritu de “Filosofía...” sería: “¡Fuera complejos!” y es que Ayn Rand escribe de filosofía siguiendo sus propios criterios y reglas, partiendo desde cero, explicando qué es la filosofía, qué partes tiene, para qué sirve y qué importancia tiene disponer de una buena filosofía para encarar con éxito las decisiones de la vida.

Ayn Rand abomina del altruismo. Dicho así suena muy fuerte (de hecho pollito dice que no soporta a Ayn Rand porque no tiene “compasión cristiana”)), pero a lo que se refiere ella es a esa idea tan extendida de que una persona debe sacrificar su vida y sus ilusiones a las de las demás y de que cualquier persona que se encuentre en una situación desgraciada (independientemente de que sea o no por culpa suya) tiene derecho a que las personas más capaces (que deben sentirse culpables por serlo, puesto que no han hecho nada para merecerlo) se ocupen de cubrir sus necesidades.

Ayn Rand aborda muchos temas que resultan curiosamente actuales, pese a haber sido escritas hace más de treinta años.

Dejo a continuación unos párrafos extraídos de distintos capítulos del libro, como botones de muestra:

“Veamos un ejemplo de la función de la filosofía: la filosofía política no le dirá cuánta nafta racionada debería recibir y en qué día de la semana; le dirá si el gobierno tiene el derecho de imponer algún racionamiento sobre algo”.

“Hay socialdemócratas que quieren preservar la libertado individual en tanto que niegan su origen: los derechos individuales. Hay conservadores religiosos que afirman apoyar el capitalismo al mismo tiempo que atacan su raíz: la razón”.

“La serenidad proviene de la habilidad para decir “sí” a la existencia. El coraje proviene de la habilidad para decir “no” a las elecciones erróneas hechas por otros”.

“Existencialmente, el auge del Estado benefactor dividió al país en grupos de presión, cada uno de los cuales luchaba para obtener privilegios especiales a expensas de los otros, de modo que un individuo no afiliado a algún grupo se convertía en presa fácil para los depredadores tribales”.

“El mal fundamental de los beneficios gubernamentales es el hecho de que los hombres se ven forzados a pagar por el sostén de ideas diametralmente opuestas a las suyas”.

“No es muy inspirador luchar por la libertad de los proveedores de pornografía o la de sus clientes. Pero en la transición hacia el estatismo, cada infracción de los derechos humanos ha comenzado con la supresión de los practicantes menos brillantes de un derecho dado”.

No pongo más que si no me van a hacer pagar derechos de autor...

Y dejo pendiente una entrada sobre cómo explicó Ayn Rand en 1974 la crisis en la que estsamos viviendo ahora mismo.

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