17 de febrero de 2010

GEOGRAFIA TANGUERA XXIX- Grandes orquestas

Esta entrada podría estar dedicada a Jenna Jameson, a Crissy Moran, a Natalia Cruze o a cualquiera de esos fetiches que pueblan, en muchos casos monopolizando, el imaginario masculino. Pero no, no va a ser así por dos motivos. El primero es que para marcar directrices sexuales ya tenemos nuestra ínclita Bibiana y su Menosterio de Igual@d ( cibersexo, mapas de excitación del clítoris, sanidad sexual y todas esas lineas maestras) y la segunda y principal es que esta es una entrada de TANGO. Además no de un tango cualquiera. Aviso que esta es una entrada para iniciados, aún sabiendo que esto no me va a dar ningún lector nuevo. Por otro lado tampoco hay peligro de perder a ninguno antiguo, así es que no me juego nada.














GRANDES ORQUESTAS DE LOS AÑOS 40


La década de los 40 es comúnmente reconocida como la época de oro del tango por la aparición de innumerables orquestas típicas herederas de las distintas formas de entender esta música. Estas distintas tendencias han sido por las que han transitado las que surgieron posteriormente y aún hoy clasifican a las actuales.

Es verdad que la realidad es poliédrica, pero hay tres razones fundamentales para que se produjera esta proliferación artística. La primera es, obviamente, la situación económica boyante de la argentina de la segunda guerra mundial. El ser, más o menos, neutral y proveedora de ambos bandos hizo que la situación del país mejorara asombrosamente y de forma inversa a como empeoraba en el resto del globo, de forma que la pasta que las clases adineradas gastaban en europa en la época de entreguerras no podían ahora ser gastadas mas que en los lujosos cabares y salas de baile del país.

La segunda es la dulcificación del tango con la prohibición del uso del lunfardo. En 1943 llega a la presidencia del país el general Pedro Pablo Ramírez (en realidad una marioneta del general Perón). No hay documento escrito sobre el asunto, pero el hecho es que la lengua arrabalera desaparece de los “broadcastings”. Esto hace que las clases acomodadas dejen de ver una amenaza en el tango y entren al trapo.









Y la tercera es esa especie de excepción cultural que supuso el proteccionismo del gobierno democrático del 46 que, como si de los chicos de la ceja o del gobierno de Montilla se tratara, impuso un 50% de música nacional en la radio y en las salas de fiesta.










El nombre de Orquesta Típica criolla viene de lejos.Lo acuñó Vicente Greco “Garrote” allá por la década de los 20. Desde el primer conjunto tanguero del que yo tenga memoria, con Sinforoso al clarinete y Alcorta al violín, hasta la figura de Greco no hubo un nombre que distinguiera a las orquestas que tocaban sólo música criolla de aquellas, mucho más numerosas, que la alternaban con pasodobles,coplas, tarantelas,polkas o cuplés. Más tarde, con la aparición de Gardel, el tango sufrió una evolución hacia lo cantado reduciéndose estas orquestas en número de componentes y convirtiéndose en meros acompañantes de los cantantes de la época. Aunque también es cierto que, debido a la escasa preparación en teoría musical de sus componentes probablemente habían llegado ya a su límite.

A principio de los años 20 aparace en escena un bandoneonista de formación academica, heredada de su madre, que se foguea en las orquestas de Canaro de la década anterior. Osvaldo Fresedo “el pibe de la paternal”, que con su pinta de aristócrata europeo forma una orquesta que lleva en sus entrañas al violinista que cambiará el concepto orquestal del tango. El tipo en cuestión es Julio de Caro. Tanta es la importancia de de Caro que en la historia de la música rioplatense se distingue entre el predecarismo y el posdecarismo como si de un origen de coordenadas se tratara. Gran estudioso musical, en el año 1924 entra a formar parte de la orquesa de Juan Carlos Cobián. J.C.Cobián era un hombre fuerte, de aspecto rudo y aficionado al boxeo, a la noche y a complicarse la vida. Ni su aspecto tocho ni sus enérgicas aficiones hacían suponer su virtuosismo al piano ni su sensibilidad como compositor. Algunos de los episodios más bellos del tango como “Nostalgias”, “Nieblas del riachuelo” o “Los dopados” (que posteriormente la censura cambió por “Los mareados”) son prueba de ello. Cobián centra a su Orquesta Típica en la armonía, y no en el ritmo como hasta ahora iniciando un camino que saca al tango del arcaismo. Además yo siempre le he tenido un cariño especial porque me recuerda mucho a mi tio Refa, pero esto tiene poca importancia en la historia de la música ppular, ya lo se. Cobián era también un tipo noctámbulo y enfrentado con la sensatez que en cuanto podía marchaba a Nueva York a perder su dinero en peleas con orquestas de Jazz hasta que arruinado tenia que volver a Buenos Aires. En una de esas ya no volvió y allí se quedo criando malvas es de suponer que con aromas tangueros.









En una de esas desapariciones Julio de Caro se hizo cargo de la orquesta y fundó una formación clave en la renovación del tango, el Sexteto Julio de Caro. Ya he hablado en alguna ocasión de guardia vieja y guardia nueva, de decarismo y sinfonismo y de la revolución que supuso la irrupción de jóvenes músicos formados en conservatorios gracias a los cuales el tango entró en los grandes salones de baile bonaerenses. El Sexteto de Julio de Caro se convierte en el año 1935 en la Orquesta melódica Internacional que marca la salida del resto de orquestas que jalonarán la década de los 40.

Con Fresedo, Cobián y de Caro llegamos a la epoca dorada del tango. Los puristas no me reconocerán a Fresedo, pero para mí perfeccionar el espíritu de hombre de empresa que aprendió de Canaro, de visionario del espectáculo, controlar a diario sus cuatro o cinco orquestas actuando a la vez y mantener este espíritu hasta la irrupción del que fue y afortunadamente sigue siendo el verdadero heredero de Canaro, Mariano Mores, es suficiente bagaje. Si además le añadimos que es el autor de una de las piezas más bellas que nunca se han escrito, el tango “Vida mía”, capaz de resistir la versión-invasión de Plácido Domingo sin perder su compostura, está todo dicho.

Bueno, entremos en faena.

En 1900 nace en Buenos Aires, hijo de una pareja de emigrantes italianos un pibe al que dan por nombre Juan. Juan D'arienzo se aficiona al violín igual que se podía haber aficionado a coleccionar mariposas, pero la naturaleza es sabia. Su afición al violín le permite recorrer un largo camino en orquestas en los 20 y 30, cosa que no le hubieran permitido las mariposas. En 1935 decide enfundar el violín y desenfundar la batuta, que es mucho más ligera, y funda una orquesta que supone el pilar de uno de los estilos que aún hoy está presente en el tango. Frente al sinfonismo de Cobian y de Caro, D'arienzo reivindica a la Guardia Vieja. Acentúa el ritmo, recupera el 2x4 frente al 4x8 de de Caro y se convierte en “el rey del compás”. Las pistas de baile se llenan al reclamo de su estilo marcado y la gente disfruta con sus aspamientos. La poderosa fila de bandoneones se convierte en la locomotora de la orquesta mientras el contrabajo refuerza su función rítmica. Muchos violines y el brioso piano que en su buena época tocaba el magnifico Rodolfo Biagi. Más amante de la cantidad y del ritmo que de la calidad y absolutamente despreocupado de las letras de sus, por otra parte escasas, composiciones sometía a sus cantores a tal tiranía orquestal que no había quien lo soportara. Su éxito fué arrollador y ganó muchísimo dinero, razón suficiente para que en un país tan poco dado al liberalismo económico como la argentina se dudara de su valía. D'arienzo supuso un fenómeno mediático tan importante que tiró de otras orquestas que, a su socaire, fueron contratadas por los grandes salones de baile de los que la revolución Decriana los había alejado. En cierta ocasión estaba la orquesta de Anibal Troilo “Pichuco” oyendo por la radio un concierto de D'arienzo y los musicantes se reían con cierto desprecio de lo rápido que tocaban. Pichuco, molesto les recriminó:”muchachos, guarden, que gracias a este comemos hoy todos nosotros”. La orquesta de D'arienzo estuvo activa hasta entrados los 70 y casi hasta su muerte en el 76, y hay innumerables videos en You Tube donde uno puede recrearse con la energía del director y con la fuerza de la linea de bandoneones. En cierta ocasión fuimos Zuppi y yo a un garito bonaerense donde tocaba una orquesta llamado “Los reyes del tango” que se postulan como los más genuinos continuadores de la linea D'arienzo. Llegamos tarde y ya estaba todo ocupado, pero previa gratificación, nos montaron una mesa a medio metro de los bandoneones. Solo de verlos acabamos agotados, y en cada respiración del fuelle parecía que iban a salir volando las teclas y los adornos nacarados.









Decía José Gobello, el gran lunfardista e investigador del tango, que en los años 20' Pascual Contursi llevó el tango de los pies a la boca y tuvo que aparecer en los D'arienzo en los 30' para devolverlo a los pies y así, con el partido empatado,abrir el camino de ese prodigio de equilibrio que fueron las orquestas de los 40´.

Fin de la primera parte. Un abrazo a mis incondicionales.

GAVION

3 comentarios:

Gavión dijo...

No se por qué me ha salido la primera parte de la entrada en otro formato. Me resulta casi tan incomprensible como los arcanos de nuestro presidente de gobierno.

José Manuel Guerrero C. dijo...

En este blog hay mucho talento. Vengo para aprender.
Un saludo

gavión dijo...

Bienvenido, Bate. Espero que a partir de ahora añadas a la música favorita de tu perfil algo de Piazzolla.