El gobierno anda estos días desesperado por reducir el
déficit y la prima de riesgo y poner contenta a la señora Merkel.
También anda desesperado porque esa reducción del déficit no
se cargue aún más la maltrecha economía y sigan aumentando las tasas de paro.
Así que se dedica a tomar medidas que, la verdad y desde mi
perspectiva de lega, parecen un batiburrillo sin ninguna coherencia interna.
Yo estoy muy de acuerdo en que hay que reducir el déficit
porque, ahora que está tan de moda eso de la “sostenibilidad” ¿de verdad cree
alguien que gastar cada año,
sistemáticamente, MUCHO MÁS de lo que se
ingresa (que no le engañen con lo del 8’5%, el déficit no se calcula sobre lo
que ingresa el Estado, que ya sería malo, sino sobre el PIB, es decir que sobre
los ingresos puede alcanzar perfectamente el 20 o el 30%) es sostenible en
alguna de las acepciones del término?
En cuanto a lo de que no afecte a la economía, los
políticos, pobres keynesianos, siguen pensando que es el gasto público el que
incentiva la economía (qué casualidad que el keynesianismo sea la corriente
económica más extendida entre los políticos: justo la que les legitima
moralmente para gastar sin freno), así que se resisten a reducir el gasto
público como gatos panza arriba. Y tratan de aumentar los ingresos. Claro, como
Keynes no dice que el aumento de impuestos frene la actividad económica, no
entienden por qué el señor Laffer tenía razón y cuanto más suben los impuestos,
más baja la recaudación.
Así que yo, si tuviera la responsabilidad de tomar
decisiones, me dedicaría a tratar de levantar la pesada losa que cae sobre los
pobres incautos que pretenden vivir de un negocio, a bajarles los impuestos, a
eliminar trabas y permisos e incluso ¿por qué no? a hacer un poco la vista
gorda.
El incremento de la actividad económica, aunque sea
sumergida, mejora la situación de la
gente. Y el dinero negro, se va aclarando cuando uno lo gasta. Y paga IVA. Y
paga tasas. Y acaba pagando impuestos de sociedades.
Se deben eliminar todos los gastos superfluos de la
administración y reducir incluso los no superfluos. Hay que empezar a pensar
que quizá el Estado del Bienestar sea, como dicen algunos, el bienestar del
Estado (hombre, con la excusa de que los pobres tengan acceso a servicios básicos
nos obligan a todos a pagar sus servicios y los nuestros, sin que nos dejen
elegir ni cuánto pagamos, ni qué recibimos a cambio, ni cómo se controla el
dinero desde que se recauda hasta que se gasta, ni…) y sobre todo hay que
procurar que la gente se dedique a intentar ganar dinero. Mejor dicho, a
generar riqueza. Cuarenta millones de españoles pensando cómo hacer negocio
siempre tendrán más y mejores ideas que las mejores lumbreras económicas al frente de un ministerio.
Quíteles la exclusividad a los funcionarios ya que les ha
bajado el sueldo. Permita que los parados puedan seguir cobrando la prestación
mientras montan algún negocio. Elimine las licencias, permisos, declaraciones
trimestrales, contabilidades, papeleos, que hacen que cualquier persona tenga
que trabajar varios meses al año para la administración (no hablamos solamente
de la monstruosa proporción de impuestos que se paga, sino de la cantidad de
obligaciones que hay que cumplir con el Estado para que no se le escape una
peseta).
Simplifique, simplifique, simplifique. Que un autónomo o
pequeño empresario pueda hacer una declaración anual que incluya todo IVA,
renta, sociedades, IAE o lo que sea, que pueda cumplir con sus obligaciones en
un solo día. Que pueda dedicar sus esfuerzos a su negocio y no a mantener a la
clase política.
4 comentarios:
A ver, burguesita. ¿Eso que dices lo saben tus padres y tu cofesor? Te estás ganando el infierno.
ASINOSALIMOS
Estimado anónimo:
Eso que digo, creo que lo sabe cualquier persona que tenga dos dedos de frente...
Yo mataría directamente a los pobres y así no tendríamos que costearles la sanidad. Además, como no se lavan mucho, eliminaríamos malos olores del ambiente. Solo nos quedarían los aromas de los emprendedores
Estimado anónimo 2:
Los pobres se mueren solos ahogados por el peso de los impuestos que resultan de las políticas que propugna la gente de buen corazón como usted...
Por cierto, los filántropos son un tipo de emprendedores ¿no lo había pensado nunca?
Seguramente tiene usted una idea de la naturaleza humana que le hace pensar que si fuéramos libres, los demás nos importarían un pito. Cree el ladrón que todos son de su condición.
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