13 de octubre de 2012

ÁNGELES DE PIEDRA. UNA PEQUEÑA SORPRESA.


Fui a París-Valencia el otro día a comprar libros para regalar a Pilares.
Como siempre que voy, termino husmeando en los montones de libros en oferta a ver si alguno llama mi atención. Entre recetas de cocina japonesa, literatura romántica, novelas histórico-místicas (¡¡cuánto mal hiciste, Código da Vinci!!), libros sobre nazis, historias familiares escritas por mujeres,  casi siempre termino llevándome alguno a casa y me acaba decepcionando. Un libro que me aburre o me entristece. O me enfurece.
Así que cogí ÁNGELES DE PIEDRA de Stuart Archer Cohen sin mucha esperanza, la verdad. Lo escogí, porque la acción se desarrolla en Buenos Aires, principalmente. Ya saben los lectores de este blog de la debilidad por esa ciudad que tenemos.
Empecé a hojearlo y me gustaron las primeras páginas. Los personajes  tienen peso, la historia tiene intriga, la traducción (de Juan Lacart) es cuidadosa, cosa importante cuando se trata de una novela ambientada en una ciudad con una variante idiomática tan peculiar. Tuve que dejarlo y ayer volví a cogerlo.
En resumen: hacía muchísimo tiempo que un libro no me tenía despierta hasta las dos de la mañana  y, al día siguiente, sin arreglar hasta la una de la tarde, en que, por fin, lo terminé.
Es una novela negra. Novela negra clásica, llena de policías corruptos, políticos coimeros, traficantes de poca monta, bares infectos, mujeres  cínicas, asesinos a sangre fría, jueces sobornables y con unos cuantos personajes que quieren ser honestos pero lo consiguen solo a veces. Donde el asesino es el menos malo y todos tratan de engañar a todos los demás para que no los engañen a ellos. Donde, como dice un párrafo, “ellos mentían y él también. Todos lo sabían y nadie decía nada”. Donde muere mucha gente de muy mala forma.
Claro, tiene algunos peros. La trama flojea en algunos puntos. El sesgo político aparece aquí y allá (tan habitual ya que ni siquiera llama la atención: “Los derechos humanos le interesan sólo a la izquierda”, dice el protagonista en una ocasión), se critica la globalización y a los americanos… en fin, lo típico. Para ser justos también se critica a los guerrilleros comunistas (porque acabaron perdiendo su idealismo o porque huyeron).
Pero el balance general es, como digo, muy positivo y Buenos Aires aparece como un personaje más de la novela y el tango es un telón de fondo omnipresente.
Por cierto, que el título se debe a un bulín de tango, “17 Ángeles de Piedra” donde acude el protagonista a menudo. Tengo que preguntarle a Gavión si ha estado alguna vez…

Dejo para otro momento los libros que he leído últimamente y que no han conseguido engancharme...

2 comentarios:

posodo dijo...

Tomo nota, gracias.
Un saludo.

Zuppi dijo...

Y además muy barato, oiga.